Su nombre hace referencia a Cantón, la ciudad china donde se descubrió por primera vez en la década de 1930. Pero Angiostrongylus cantonensis -también llamado gusano pulmonar de rata– Ya podría tener en su apellido referencias a las muchas y variadas ciudades a las que logró llegar en menos de 100 años. Valencia, el sitio más reciente de esta lista, es su primera incursión conocida en Europa continental; La llegada debe servir como un llamado de atención para la salud pública, porque este parásito puede infiltrarse en nuestro cerebro y causar meningitis en humanos. De hecho, es el principal agente causal de un tipo de este trastorno, el Meningitis eosinofílica.
“Es un parásito emergente que se está expandiendo y que hay que tener en cuenta”, explica. María Teresa Galán, Catedrático del Grupo de Parasitología y Salud de la Universitat de València y líder de la investigación que recientemente descubrió un parásito en dos especies diferentes de ratones en la ciudad de Valencia. Específicamente, el gusano se identificó en ambas ratas de alcantarillado (rata noruega), que es un animal común en ambientes urbanos, como la rata negra (traqueteo), más frecuente en las zonas rurales. Tras estudiar 90 muestras de ambas especies, los investigadores encontraron el parásito en el 9 por ciento de ellas, tanto en animales atrapados en la ciudad como en especímenes en zonas de huerta, lo que indica una «propagación generalizada», señalan en la revista. Enfermedades infecciosas emergentes.
Las ratas son el huésped definitivo del parásito. Creemos que la entrada del parásito se produce junto con sus huéspedes naturales que ha logrado propagar por todo el mundo a través de movimiento libre, En barcos”, explica Galán.El parásito es endémico del sur de Asia y la cuenca del Pacífico, aunque se ha detectado en otras regiones, como el Caribe, India, Sudamérica, el sur de Estados Unidos o algunos rincones del continente africano.
Su escalabilidad lo demuestra A. cantonensis Es un parásito con gran capacidad oportunista, y nunca pierde la oportunidad de aprovechar varios organismos.
Para desarrollarse y completar su ciclo, el parásito necesita, además de los ratones, de la intervención de otras especies, como caracoles y babosas, que actúan como intermediarios y le permiten madurar y cambiar de estadio.
antonio osunaUn profesor del Laboratorio de Bioquímica y Parasitología Molecular del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada, cuyo equipo también ha participado en la investigación, explica el complejo ciclo del parásito: los gusanos adultos se asientan principalmente en las arterias pulmonares de los roedores, donde se reproducen. Luego, las larvas migran hacia la tráquea, donde son tragadas y pasan por el tracto digestivo hasta que son expulsadas con las heces. Una vez afuera, estas larvas pueden llegar a caracoles y babosas, donde maduran y se vuelven infecciosas si se ingieren. En este punto del ciclo, “los humanos y otros mamíferos y aves pueden infectarse si comen mariscos poco cocinados o vegetales contaminados con sus restos”. también ser infectado Un portador de infección y una fuente de infección. Si se come poco cocido».
Los síntomas de infección generalmente aparecen entre una y tres semanas después de la ingestión de larvas infecciosas y pueden variar de leves a graves, como cuando Meningitis eosinofílica.
Esta condición es causada por el parásito en humanos. No puede completar su ciclo de crecimiento y permanecer estable en el cerebro.que provoca la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y un aumento de una clase de glóbulos blancos, los eosinófilos, en el líquido cefalorraquídeo.
«En la mayoría de los casos, la infección desaparece por sí sola, aunque se han documentado muertes», dice Galán. No hay un tratamiento específico Por el problema Existe un debate importante sobre la idoneidad de matar parásitos en el cerebro, porque la reacción a esta exclusión puede llevar a complicaciones graves. El investigador añade: “La probabilidad de contagio y de aparición de problemas graves es baja, pero hay que tener en cuenta que el parásito está presente y que puede provocar meningitis”. «Los baños de los que debes estar pendiente. Debe incluirse en el diagnóstico diferencial de cualquier paciente con síntomas compatibles con meningitis”, coincide Osuna, quien reivindica la importancia de Desarrollar métodos de detección. Lo que permite una fácil identificación de la infección.
Los dos investigadores señalan que los resultados de la investigación realizada hasta el momento ya han sido enviados a la Consejería de Salud de la Generalitat Valenciana. Además, han explicado que el Ayuntamiento y la Universitat de València han puesto en marcha un convenio de colaboración para estudiar ratas parásitas con potencial de transmisión zoonótica y la posibilidad futura de determinar la resistencia a los productos utilizados para el control de los dos tipos de ratas. Donde se encuentra el parásito. Por otro lado, los investigadores también han comenzado a investigar la presencia del gusano en otras ciudades españolas, como Madrid. “Una vez que sabemos que tenemos este riesgo, hay que tomar dos medidas para evitarlo: prevención colectiva, que depende de las medidas que implementen las autoridades para controlar la población de ratas; Y prevención individualQue depende de cada uno”, apuntan.
En este sentido, subrayan los investigadores, es fundamental yHigiene extrema durante la manipulación y preparación de cualquier alimento que pueda estar contaminado. «Hay que lavar muy bien las verduras, con chorro bajo el grifo. No es necesario utilizar ningún producto especial, solo un buen lavado. No se deben comer caracoles u otras especies que puedan estar involucradas en la infección, como los camarones crudos. «Hay que cocinarlo bien», dice Galán. También es fundamental lavarse bien las manos después de realizar actividades en el jardín, especialmente si ha estado en contacto con caracoles y babosas.
La detección del parásito en Valencia es la primera confirmación de su presencia en Europa continental, sin embargo Angiostrongylus cantonensis Previamente identificado en Baleares y Canarias (2010). Un equipo de la Universitat de les Illes Balears descubrió la presencia del parásito en 2019 en erizos con síntomas neurológicos, que fueron analizados en el contexto de un esquema de vigilancia de la salud de la fauna silvestre.
Luego, el Ministerio de Salud realizó una evaluación de la situación y describió los riesgos asociados con los hallazgos como muy bajos. El informe destaca que «las medidas habituales de higiene a la hora de comer hacen que la posibilidad de infección sea baja», y señala que la presencia del parásito se descubrió en caracoles en Canarias en 2010 y desde entonces no se ha vuelto a detectar. No se han reportado casos de enfermedad clínica en humanos.
“La infección en humanos es rara y apenas se conocen 2.800 casos en todo el mundo”, prosigue el texto, que reconoce, no obstante, que “se han descrito y considerado brotes Enfermedad tropical emergente».
La probabilidad de padecer esta infección es baja, reconoce Galán, «pero está ahí. También es muy poco probable que te agarre Gordo y el 22 de diciembre alguien se lo llevó. Cuando algo puede pasar, a veces pasa y tenemos que ser preparado.»