¿Se diagnostica en exceso la deficiencia de vitamina D y se prescriben en exceso los suplementos? Un estudio termina con un sí. Según sus datos, los niveles sanguíneos de esta vitamina se analizan en muchos casos de forma injustificada, se prescriben suplementos dietéticos aunque no estén indicados y no se controla adecuadamente su uso.
La vitamina D es un nutriente esencial para nuestro organismo que se obtiene a través de la dieta y la exposición solar, aunque también se puede ingerir a través de suplementos. Sin embargo, su ingesta excesiva puede dar lugar a importantes complicaciones como la aparición de hipercalcemia (exceso de calcio), arritmias o la formación de cálculos renales, entre otras.
Se ha seguido la investigación publicada en el último número de la Revista de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia 212 pacientes para un centro de salud de Castilla y León, pero sus conclusiones coinciden con las de otros estudios internacionales previos. “El número de casos que determinan la vitamina D ha aumentado drásticamente en los últimos años en muchas partes del mundo” se multiplicó, por ejemplo, por 80 en Estados Unidos en tan solo una década (2000-2010), por ocho en Francia entre 2008 y 2013 o por 11 en Liverpool, Reino Unido, en seis años”, dice el texto.
En los últimos años ha aumentado el interés por la vitamina D no solo por su implicación en la salud musculoesquelética, sino también por su supuesta implicación en procesos extraóseos (cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, depresión, función cognitiva, estado funcional, etc.), etc.). Un aumento en las selecciones en todo el mundo.explicaron por correo electrónico María Jesús Hernández Arroyo y Alfonso Díaz Madero, miembros de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) y firmantes de la investigación, quienes señalaron que “ No hay consenso en la comunidad científica sobre la definición de deficiencia de vitamina D o su nivel óptimo«.
Afirman: «Según el Instituto de Medicina, la prevalencia de la deficiencia de vitamina D se sobreestima porque a menudo los puntos de corte son demasiado altos. Esto puede conducir a la clasificación de individuos sanos como enfermos o en riesgo de enfermedad». Por ello, prosigue, “es necesario llegar a un consenso general entre los laboratorios de análisis clínicos que permita establecer unTenemos valores de referencia comunescon base en las recomendaciones vigentes, que evitan medicalizar innecesariamente a la población”.
Seguimiento del paciente
Los 212 pacientes analizados en el estudio español tenían más de 14 años y estaban siendo tratados con uno de los dos principales suplementos de vitamina D, colecalciferol (104) y calcifediol (108). Según los datos de seguimiento, al 83% de los pacientes se les realizó una prueba previa para comprobar los niveles de vitamina D, aunque esta determinación solo estaba justificada en el 52% de los casos. Los autores de la investigación destacan que la medición de esta vitamina no debe hacerse al azar, sino en presencia de determinados factores, como trastornos relacionados con el sistema óseo, enfermedad renal crónica, malabsorción o mayor riesgo de caídas en ancianos, entre otros.
En el texto, señalaron que el 48% de la muestra “no tenía una solicitud justificada de niveles de vitamina D, lo que indica que no se había evaluado previamente la presencia de factores de riesgo asociados a la deficiencia de vitamina D”.
El trabajo también mostró que en el 24,1%, aproximadamente uno de cada cuatro pacientes, el tratamiento no estaba justificado porque no había factores de riesgo con evidencia insuficiente de un efecto beneficioso del tratamiento con vitamina D.
«Es asombroso El 16,6% estaba en tratamiento sin determinación previa de vitamina D.lo que indica que a veces se prescribe como suplemento dietético sin control analítico, lo que conlleva riesgos de sobreprocesamiento», señalan los investigadores en la revista.
Además, se reveló un seguimiento insuficiente del tratamiento. Al 38,2% de los pacientes no se les realizaron nuevas pruebas para determinar los niveles de vitamina D al año de seguimiento, a pesar de estar indicadas.
Los autores señalaron: «Las recomendaciones actuales aconsejan solicitar un análisis cuatro meses después de comenzar el tratamiento y luego realizar un seguimiento anual para evitar la toxicidad. Nuestro estudio muestra que el 38,2 % no realizó un seguimiento del tratamiento, lo que implica un riesgo de sobretratamiento».
En sus conclusiones, los autores destacan que los datos de su trabajo muestran que «existe una alta incidencia de demandas injustificadas de niveles y prescripciones de vitamina D», lo que puede tener consecuencias no deseadas.
El principal efecto secundario de la sobredosis es: hipercalcemiaLo que puede causar pérdida de apetito, náuseas, vómitos, debilidad muscular, cálculos renales, latidos cardíacos irregulares, depresión, confusión y coma”.
“En 2019, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios publicó un Aviso de Seguridad, en el que alertaba de que existen casos graves de hipercalcemia, tanto en pacientes adultos como en niños, que son atribuibles a la administración de dosis diarias o frecuencias superiores a las recomendadas, » agregan.
En cualquier caso, los farmacéuticos recuerdan que «los efectos negativos de la suplementación son raros» y «Ocurren principalmente cuando se utilizan presentaciones de dosis acumuladasya que existe un mayor riesgo de errores de prescripción o mala interpretación de la dosis por parte del paciente.”
Los investigadores de la revista señalan que los datos del trabajo también indican que «Existe una gran variación en los estándares aplicados por diferentes profesionales. y el insuficiente seguimiento de los niveles una vez iniciado el tratamiento, por lo que se requiere una formación de los profesionales sobre la adecuación de la medición y el tratamiento”.
Se recomienda su inclusión en la historia clínica electrónica herramientas informáticasque pueda ayudar a los profesionales en la toma de decisiones; Concluyen que también hay que mejorar la comunicación entre atención primaria y el hospital, así como consensuar con el laboratorio de área análisis clínicos sobre valores de referencia y basarlos en las recomendaciones existentes.