La salud mental también se ‘hereda’. Se conocía por algunos estudios y metaanálisis que los hijos de personas con ciertos trastornos mentales (depresivos, bipolares o psicóticos) heredan una mayor probabilidad de padecerlos, pero un nuevo metaanálisis, el mayor publicado hasta fecha, ya no deja lugar a dudas.
Además, amplía hasta diez los trastornos en los que se daría ese fenómeno y confirma que en la descendencia no solo aumenta el riesgo de sufrir exactamente la misma patología que los progenitores enfermos sino que también crece la posibilidad de padecer cualquier otro tipo de afección mental.
Este trabajo, coliderado por el Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona, junto con la Universidad de Dalhousie, en Canadá, y el King’s College de Londres, en Reino Unido, y publicado en World Psychiatry, se basa en los datos de hasta 3,2 millones de hijos de pacientes diagnosticados de algún tipo de trastorno mental, que formaron parte de las muestras de 211 estudios diferentes previos.
Eduard Vieta: «Ningún menor de 25 años debería consumir cannabis, el riesgo de psicosis es alto»
Eduard Vieta: «Ningún menor de 25 años debería consumir cannabis, el riesgo de psicosis es alto»
Con toda esa información, los autores del estudio han podido elaborar tablas descriptivas del riesgo medio que tienen los hijos de personas diagnosticadas de enfermedades psiquiátricas de desarrollar las mismas u otras diferentes.
Los resultados son sobre el riesgo medio pero el individual, «puede ser sustancialmente diferente, puesto que también depende de otros factores ambientales», explica a este diario Joaquim Raduà, coautor del estudio y jefe del grupo de investigación en Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (Imard) del Idibaps, investigador del CiberSAM y profesor asociado de la Universidad de Barcelona.
¿Cómo es la herencia mental según la patología?
De acuerdo con los cálculos del metaanálisis, por ejemplo, si los progenitores sufren trastornos depresivos, el riesgo de que los descendientes los sufran también (los mismos) se multiplica por 2,3; que sufran psicosis, por dos; trastorno bipolar, por 2,1; trastornos de ansiedad, por dos; trastornos por consumo de sustancias tóxicas, por 2,4; trastornos por déficit de atención e hiperactividad, por dos; trastornos disruptivos, por 1,8; trastornos obsesivo-compulsivos, por 3,2; trastornos de la conducta alimentaria, por 3,9, y cualquier otro tipo de trastorno mental, por 1,9.
Si los progenitores sufren trastornos depresivos, el riesgo de que los descendientes los sufran se multiplica por 2,3
De los cálculos también destaca que el riesgo de los hijos de sufrir algún tipo de patología psiquiátrica a lo largo de la vida no es homogéneo sino que varía en función de la dolencia que se haya diagnosticado a los padres: si estos sufren psicosis, se multiplica por 2,6; trastorno bipolar, por 2,1; trastorno de ansiedad, por 3; trastorno por consumo de sustancias, 1,5; trastorno límite de la personalidad, 8,4, y otros tipos de trastornos mentales, por 2,3.
Ese detalle es importante porque en la herencia no se puede actuar pero sí, con prevención universal y/o específica, en otros factores que también influyen en un mayor riesgo. Según Raduà, las medidas universales sería, entre otras, evitar la obesidad, el estrés laboral, el bullying, las agresiones sexuales, el consumo de tóxicos (alcohol, cannabis y otras drogas) y hacer ejercicio físico. Y las específicas, dependerían de cada caso e incluirían la psicoterapia. Sobre el consumo de tabaco indica que «en un estudio previo vimos que, de hecho, también es un factor de riesgo para los trastornos mentales».
El científico informa de que en Psiquiatría suele preguntarse al paciente por antecedentes familiares de patología mental pero en otras especialidades médicas no es así, y hay otro problema añadido: a algunas personas les cuesta admitir que alguno de sus progenitores tenía una enfermedad mental, de igual manera que antes sucedía con el cáncer o la epilepsia.
«Hay que acabar con el estigma y el tabú de los trastornos mentales», defiende el investigador. La información sobre los antecedentes familiares es importante para, junto con otra información clínicamente relevante, poder establecer el riesgo individual e identificar las mejores medidas de prevención y control para cada persona.
Hay que acabar con el estigma y el tabú de los trastornos mentales
Sobre la utilidad de hacer estudios familiares en la descendencia de personas diagnosticadas de alguna patología mental Raduà dice que «lo recomendamos; ni que sea una pequeña exploración». Indica asimismo que, por ahora, no hay biomarcadores asociados a trastornos psiquiátricos pero sí hallazgos vinculados que aún están en investigación y, por tanto, se pueden usar en clínica.
Heredar una enfermedad mental: hasta un 55% desarrollarán trastornos
«Debemos tener en cuenta que hasta el 55% de los hijos de padres con trastornos mentales desarrollarán uno a lo largo de su vida, por eso es tan importante realizar una síntesis completa de los riesgos que nos ayuden a mejorar las técnicas de prevención», apunta, por su parte, Lydia Fortea, investigadora del grupo Imard del Idibaps y coautora del estudio.
«Analizar este amplio espectro de enfermedades nos ha permitido interrelacionarlas y no fijarnos sólo en la enfermedad de los padres, llenando así el vacío que existía en la literatura. Además, nos indica que las intervenciones preventivas no deben estar enfocadas a un solo diagnóstico, sino que deberían ser transdiagnósticas», manifiesta Maria Ortuño, investigadora del grupo de Neuroimagen multimodal en psicosis de inicio reciente y de alto riesgo del Idibaps y también coautora del trabajo.
Raduà cree que la evidencia aportada por este metaanálisis se podría completar con estudios sobre dolencias mentales sobre las que por ahora hay muy poca información: trastornos disruptivos del control de los impulsos y de la conducta y trastornos de personalidad.