Conciliar el sueño algunas noches de verano es algo casi imposible para muchos, y es que al sofocante calor durante el día hay que sumar unas temperaturas nocturnas que nos hacen dar mil vueltas en cama.
La solución más rápida, y casi la única, pasa por dormir con el ventilador o el aire acondicionado encendidos aunque ello suponga un susto en el próximo recibo de la luz. Pero, ¿hasta qué punto esto puede afectar a nuestra salud? Buscar un equilibrio entre no enfermar y poder descansar, es posible.
¿A partir de qué temperatura se complica dormir?
Los expertos en descanso sitúan el llamado umbral máximo del sueño entre los 21 y los 24ºC, es decir, si la temperatura en el dormitorio es superior a estos grados se complicará mucho el poder lograr un sueño reparador.
«Las temperaturas nocturnas son particularmente peligrosas porque el cuerpo es incapaz de recuperarse»
«Las temperaturas nocturnas son particularmente peligrosas porque el cuerpo es incapaz de recuperarse»
Por la noche, ¿aire acondicionado encendido o apagado?
Dormir con el ventilador o el aparato de aire encendidos puede ser perjudicial para nuestra salud. Podemos sufrir desde un simple catarro hasta una crisis asmática, pasando por dolor de cabeza o sinusitis.
Pero si los apagamos es muy probable que no consigamos dormir, y el sueño y el descanso son algo fundamental. Puede incluso que finalmente nos quedemos dormidos, pero nuestro sueño no será reparador ni reconstituyente. Y si pasamos varias noches seguidas sin un buen descanso acabaremos poniendo en riesgo nuestra salud y mermando nuestras capacidades cognitivas y físicas.
En conclusión, debemos buscar un equilibrio entre el buen uso y el abuso de estos aparatos de tal modo que podamos descansar sin poner en riesgo nuestra salud.
LOS RIESGOS DE DEJARLO ENCENDIDO TODA LA NOCHE
Problemas de garganta. Un flujo de aire constante proveniente de un ventilador o de un aparato de aire acondicionado va a resecar nuestras mucosas, e incluso nuestra piel. Y si dormimos con la boca abierta, todavía peor. Esa corriente de aire seco mantenida durante horas va a irritar e inflamar nuestras vías respiratorias.
Reacciones alérgicas. Suelen producirse principalmente por dos motivos: porque los filtros del aire acondicionado o las aspas del ventilador no están limpias, o porque hay polvo en el dormitorio y la corriente de aire lo levanta y lo mueve.
Dolores musculares. Ese flujo de aire fresco va a provocar que nuestros músculos se tensen y acabemos sufriendo una contractura. Especialmente si la corriente de aire que proviene del aparato de aire o del ventilador va dirigida hacia zonas como el cuello o la espalda.
Cuadros catarrales y faringitis. Según datos de la Sociedad Española de Neumología, uno de cada cinco problemas catarrales que aparecen en verano se deben a un mal uso del aire acondicionado.
Congestión nasal. Debido a ese aire seco, los senos paranasales puede irritarse fácilmente. Para compensar esta sequedad e irritación nuestro cuerpo producirá un exceso de moco, lo que derivará en congestión nasal y en el peor de los casos en sinusitis.
Dolor de cabeza. Además de por la congestión nasal, la cefalea puede aparecer por deshidratación. Y es que con el aire acondicionado sentiremos frescor, y esa sensación va a retrasar o incluso impedir que sintamos sed.
CONSEJOS PARA NO DAÑAR NUESTRA SALUD Y CONSEGUIR DESCANSAR
Como hemos visto existen varios riesgos si dejamos el aire acondicionado o el ventilador encendidos toda la noche, pero si seguimos los siguientes consejos conseguiremos rebajar esos riesgo al mínimo.
Dirección del aire. Puede resultar tentador dirigir el chorro de aire fresco directamente sobre nosotros, pero es lo peor que podemos hacer. Colocaremos el ventilador en modo giro y el aire acondicionado en modo aleteo para que distribuya el aire fresco por todo el dormitorio, sin que nos dé directamente a nosotros sobre todo en la cara o las cervicales.
Temperatura adecuada. El umbral de sueño se sitúa entre los 21 y los 24ºC, dependiendo de cada persona. Sabiendo esto, regularemos el aparato de aire para que la temperatura ambiente se sitúe entorno a los 22 o 23ºC. Evitaremos que nuestra mucosa respiratoria se reseque en exceso y también ahorraremos algo en consumo eléctrico.
Purificador de aire. Estos aparatos se popularizaron durante la pandemia del coronavirus y podemos encontrarlos hoy a precios asequibles. Sus filtros HEPA atrapan el polvo en suspensión, además de pólenes, virus y otros alergenos. Se comercializan incluso ventiladores que incluyen esta función purificadora.
Limpieza de aspas y filtros. Un buen mantenimiento de nuestro aparato de aire acondicionado es fundamental, y eso pasa por cambiar y limpiar los filtros con la frecuencia estipulada. En el caso de los ventiladores, desmontaremos y limpiaremos las aspas con frecuencia. Todo ello disminuirá el riesgo de alergias, crisis asmáticas e infecciones respiratorias.
Humidificador. Ya hemos visto que los aparatos de aire y los ventiladores resecan el ambiente, por lo que utilizar un humidificador reducirá la irritación e inflamación de nuestras vías respiratorias.