El avance paulatino de la infección por el virus de la hepatitis C (VHC) puede comprometer la función hepática y causar cirrosis y carcinoma hepatocelular. La acción del virus es silenciosa y se puede mantener durante años, pero no es inexorable: el tratamiento con los antivirales de acción directa (fármacos orales y casi sin efectos secundarios) cura la infección en prácticamente todos los casos.
España es el país del mundo que más pacientes con hepatitis C por millón de población ha tratado: al menos 165.000, apuntan desde la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (Aehve). No obstante, también estiman que casi un 30% de las personas con la infección activa desconoce su situación. La mayoría tienen entre 40 y 69 años.
En todas partes se trabaja para detectar cuanto antes a esas personas infectadas y así tratarlas, mediante diferentes aproximaciones. Pero la estrategia que se está llevando a cabo en Galicia cuenta con algunos ingredientes innovadores que la hacen destacar sobre otras fórmulas.
Además, invita a pensar que la región será la primera en Europa que alcance el objetivo de eliminación de la hepatitis C propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un objetivo que persigue, entre otros indicadores, en reducir, antes de 2030, en un 90% las nuevas infecciones y en más del 65% las muertes con respecto a 2015, cuando irrumpieron los tratamientos curativos.
El Plan puesto en marcha hace cinco meses desde la Dirección de Salud Pública gallega contempla el cribado oportunista etario, entendido como la oferta automática de la prueba de la hepatitis C a toda persona con cierta edad que por cualquier motivo acuda al sistema sanitario y tenga que realizarse un análisis de sangre.
La oferta aparece de manera automática, algo posible gracias a la integración de la historia clínica electrónica en la comunidad gallega, y ello evita una sobrecarga innecesaria al profesional que atiende al paciente, además de asegurar la inclusión en el cribado.
¿En qué consiste este cribado o ‘pooling’?
En este primer año se ofrece a los que tienen entre 50 y 59 años; en los dos siguientes, se añadirán primero las personas de 60 a 69, y ya en 2025, las de 40 a 49, hasta completar el grupo poblacional diana. Ese cribado se realiza de forma pionera con una agrupación de muestras analizadas por PCR, técnica también conocida como pooling.
La técnica del pooling ya se empleó en la pandemia de la covid-19, ante la escasez de reactivos para realizar pruebas de RT-PCR. Un estudio efectuado por los microbiólogos Federico García (Hospital Universitario de Granada) y Antonio Aguilera (Complejo Universitario de Santiago) y publicado en The Lancet Gastroenterology and Hepatology, avalaba su uso en el cribado poblacional de la hepatitis C.
Juan Turnes, jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) y uno de los especialistas que ha participado en la elaboración el Plan gallego, explica a este medio cómo se aplica la técnica.
«Hasta donde sabemos, es el único plan a nivel mundial que está realizando un cribado mediante pooling. Agrupamos muestras de sangre de 100 personas para realizar una única PCR, que supone un coste de unos 30-40 euros. La prevalencia del virus estimada en las personas de 50 a 59 años -las que tienen mayor riesgo de hepatitis C en España- está en 0,4-0,5%, es decir, entre cuatro y cinco de cada 1.000 personas. Con las agrupaciones de 100 muestras es muy probable que muchas sean negativas».
Con el pooling se buscan dos cosas, sintetiza el especialista: por un lado, realizar diagnósticos rápidos y precisos, algo que no ofrece la detección de los anticuerpos, y que con la RT-PCR se alcanza en 24-48 horas.
En segundo término, la agrupación de muestras «reduce costes en el escenario de Galicia de algo más del 50%», un elemento clave en la estrategia de eliminación de esta hepatitis vírica. «Aunque al hablar de enfermedades, se suele pensar primero en el coste de los tratamientos, aquí se ha ponderado más el de la detección y el diagnóstico. Hay que tener en cuenta que los fármacos actuales curan en la práctica al 100% de los pacientes: los pocos que no responden a un primer tratamiento lo hacen al de rescate».
Carmen Durán Parrondo, directora general de Salud Pública de la Consejería de Sanidad gallega, apunta que «en los primeros cinco meses de desarrollo del cribado se han realizado 31.000 pruebas y se han detectado 38 casos de hepatitis C, es decir, el seguimiento del programa por parte de los profesionales es alto y su rendimiento es concordante con la bibliografía».
Y añade que «desde la Dirección General de Salud Pública estamos convencidos de que esta línea de acción unida al trabajo con grupos de riesgo y a la prevención primaria contribuirá de forma significativa a eliminar la hepatitis C en Galicia, por lo que se está avanzando en otras iniciativas que puedan ayudar a acelerar el proceso de eliminación».
Ventajas económicas de la técnica
Juan Turnes se muestra optimista con el éxito de la estrategia. «Estoy convencido de que en 2024 habremos alcanzado los criterios de eliminación de la OMS, aunque eso no quiere decir que el plan se pare en ese momento, pues aún habrá personas que desconozcan que tienen la infección».
Para la Aehve la estrategia de la comunidad gallega marca «el camino para toda España» y piden al resto de autonomías que sigan su ejemplo implantando el cribado oportunista etario mediante pooling.
«Deben abandonarse las dudas sobre el cribado oportunista por edad, pues la agrupación de muestras supone un abaratamiento de costes que hace mucho más eficientes y viables los esfuerzos de diagnóstico», señala el coordinador de la Aehve y jefe de Sección de Hepatología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, Javier García-Samaniego, quien considera que la experiencia gallega aporta evidencias suficientes para una revisión más ambiciosa de la actual estrategia de diagnóstico del Ministerio de Sanidad, actualmente limitada al cribado por factores de riesgo.
Por su parte, Juan Turnes destaca el apoyo de las autoridades sanitarias autonómicas. Lo considera «imprescindible para que los hepatólogos podamos cumplir con nuestro objetivo de eliminación de la hepatitis C», y recalca que el respaldo viene de hace años, con diferentes proyectos pilotos que han servido de prueba de concepto.
El especialista indica que el plan en Galicia se completa con acciones de microeliminación, dirigidas a pequeños grupos, como personas en centros penitenciarios o entre los usuarios de drogas por vía parenteral.
Y, dentro de la estrategia de macroeliminación -destinada a grupos poblaciones amplios- también incluye la búsqueda mediante inteligencia artificial de personas que en algún momento años atrás fueron diagnosticadas de hepatitis C, pero nunca se llegaron a vincular con un tratamiento.
Inteligencia artificial, un recurso clave
«Utilizamos un software de inteligencia artificial de la Consejería de Sanidad que se mostró exitoso en una prueba piloto realizada en Pontevedra, durante la pandemia. La herramienta sirvió para revisar miles de historias de manera semiautomática y así recuperamos (lo que implica el comienzo del tratamiento) a un 60% de esas personas con la infección, un porcentaje superior a los comunicados en otros países de la Unión Europea».
Uno de los problemas de los cribados es que no todas las personas en quienes se detecta la infección están dispuestas a iniciar el tratamiento. Si están en fase asintomática, se encuentran bien; en ocasiones pertenecen a colectivos vulnerables que no están habituados a tener contacto con el sistema sanitario.
Sin embargo, explica Juan Turnes, «cuando la persona ha desarrollado la cirrosis, esta no va a desaparecer. Si bien su pronóstico vital mejorará al tratarse, pues la enfermedad no seguirá avanzando, tendrá de por vida una serie de riesgos aumentados, por ejemplo, el de desarrollar cáncer de hígado».
Aún no hay datos sobre en qué momento de la infección se detectó a los 38 individuos en este plan, pero en la prueba piloto de búsqueda por inteligencia artificial encontraron que del 60% de personas recuperadas, «una de cada cuatro tenía ya cirrosis hepática, y ningún síntoma».
Por eso, Turnes considera importante trasladar a la población que la infección por VHC tiene tratamiento gratuito, de dos a tres meses de duración y es capaz de curar prácticamente al cien por cien de las personas sin casi ningún efecto secundario, por no decir ninguno.
«Hoy un diagnóstico de hepatitis C no es una mala noticia, porque la detección, sobre todo si es precoz, siempre va a ir acompañada de la curación de la infección. ¿En cuántas enfermedades podemos decir lo mismo?»