La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) ha presentado el estudio La realidad de la Cirugía Estética en España 2022l en el que se refleja un aumento de las intervenciones de cirugía estética del 215% respecto al análisis anterior de 2014. Así, el número total de este tipo de operaciones en 2021 ascendió a 204.510 en España.
Las más realizadas son las relacionadas con la mama (52,6%), con el aumento de mamas con implante (27,6%) a la cabeza. El segundo lugar lo ocupan intervenciones relacionadas con la cirugía de cabeza (23,7%), con la blefaroplastia (10,7%) y la rinoplastia (7%) como las cirugías más demandadas.
La liposucción (10,5%) ocupa el tercer puesto, aunque prácticamente se sitúa al mismo nivel que la cirugía corporal. Dentro de ellas, las que se realizan por aspiración convencional tienen mucha más presencia (8,9%) que las asistidas por láser, ultrasonido o radiofrecuencia (1,5%).
En cuarta posición se encuentran las operaciones de cirugía corporal (10,4%), siendo las abdominoplastias (6,3%) las más numerosas. En este bloque, según refleja el estudio, cobra importancia la cirugía íntima o genital (1,9%), mayoritariamente en mujeres, pero no exclusivamente.
En último lugar se sitúan los rellenos con grasa autóloga (2,9%), ya sea en la zona facial (1,6%) o en los glúteos (1,3%). También se realizan en el aumento mamario (0,6%) como alternativa a las prótesis.
Por sexos y edad
Las mujeres acumulan el 85% de las intervenciones de cirugía estética que se realizan en España y los hombres, el 15%. En cuanto a su distribución, la cirugía de aumento de mamas con implante es la intervención preferente entre las mujeres (32,3%), seguida de la liposucción (10%) y de la cirugía de elevación de la mama (9,3%) en tercer lugar. En cuarta posición se sitúa la blefaroplastia (9,1%) y en quinto lugar se posiciona la cirugía de aumento más elevación de mama (8,3%).
En cuanto a los hombres, la intervención más realizada es la blefaroplastia (19,9%) seguida de la ginecomastia o reducción de mamas (19,6%), y, en tercer lugar, la rinoplastia (18,1%). La liposucción (agrupando ambos tipos) ocupa el cuarto lugar (13,5%), superando a la otoplastia (11,6%) que cierra el top 5 de las intervenciones más demandadas entre los varones.
Más del 90% de las intervenciones de cirugía estética se concentran entre los 18 y los 60 años, siendo más minoritarias a partir de los 60 años y, sobre todo, por debajo de los 18. En esta última franja de edad, -cuyas intervenciones representan únicamente un 1,7% del total-, estos pacientes demandan sobre todo la otoplastia o cirugía de las orejas (51,3%) y la cirugía de reducción de mamas (16,2% en el caso de las mujeres y 13,7% en el caso de los hombres).
Intrusismo profesional
En esta especialidad, el intrusismo profesional sigue siendo el caballo de batalla. De hecho, el estudio de Secpre muestra que el 82% de los especialistas participantes asegura tener la percepción de que esas injerencias por parte de no especialistas en esta actividad ha aumentado.
Hace un año que la sociedad científica, que aglutina al 95% de los cirujanos plásticos con la especialidad MIR, espera que salga adelante la norma que regula la actividad para que sea desarrollada por los especialistas adecuados. Sin embargo, y tras la aprobación de la proposición no de ley el 15 de septiembre de 2022 para dar el empuje definitivo a la norma, nada se sabe. Según ha explicado José Luis Vila Moriente, presidente del Patronato de la Fundación Docente de Secpre, «esa PNL no sólo trata de poner freno a las intervenciones de cirugía estética llevadas a cabo por aquellos que no tienen la formación adecuada, sino también para frenar las pseudociencias».
Vila Moriente ha explicado que una de las cuestiones que se quieren incluir es que «en el consentimiento informado que firma el paciente se especifique la especialidad del cirujano que le va a operar».
Tanto él como la presidenta de Secpre, Isabel de Benito, y el propio informe, señalan que no es tarea fácil definir qué es el intrusismo profesional, ya que muchas de las especialidades tienen su campo de actuación, también quirúrgico, en la nariz, los párpados, la mandíbula o el mentón, por ejemplo. Sin embargo, según señalan, resulta extraño que un traumatólogo o un cirujano ortopédico realicen una cirugía plástica de cabeza o mama.
Pero la principal evidencia de ese intrusismo es la de médicos sin el MIR de la especialidad con supuestas especialidades o másteres que los habilitan como cirujanos estéticos, cirujanos cosméticos u otras designaciones ambiguas, que confunden a la ciudadanía.
«Hay que respetar las denominaciones oficiales», señala De Benito y añade: «Cuando uno va a una consulta y le recibe un comercial, es una bandera roja; quien tiene que recibir al paciente es el cirujano que le va a operar».
En España, los registros colegiales muestran la especialidad con la que cuenta el médico sobre el que se consulta. Además, según señalan desde la Secpre, los cirujanos registrados en esta sociedad científica cuentan con la formación y la titulación necesaria. Aun así, Vila Moriente señala que «no toda la responsabilidad puede quedar en manos de los pacientes. También la Administración tiene que dar un paso al frente».