Las olas de calor, la sequía, la exposición continúa al aire contaminado… la huella de la crisis climática en nuestro organismo ya es palpable. Casi medio millón de fallecimientos se deben a las emisiones de las partículas (PM2,5) asociadas a la industria del transporte. Casi dos millones de muertes anuales en el mundo derivan directamente de la exposición al aire exterior contaminado. La mortalidad asociada al calor en personas mayores de 65 años aumentó un 85% entre 2013 y 2022.
Son cifras que asoman en el ‘iceberg’ que contiene todas las conesceuncias del cambio climático. Unas secuelas que recoge la octava edición del Countdown on Health and Climate Change, que publica la revista The Lancet. «Nuestro análisis sanitario revela que hoy las crecientes amenazas del cambio climático se están cobrando vidas y afectando los medios de subsistencia de las personas en todo el mundo», subraya Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown en University College London.
El futuro que pintan los expertos no es nada esperanzador: el mundo va camino de alcanzar un calentamiento de 2,7°C para 2100 y las emisiones relacionadas con la energía alcanzarán un nuevo récord en 2022, las vidas de las generaciones actuales y futuras penden de un hilo. «Con una emisión de 1.337 toneladas de dióxido de carbono por segundo, no estamos siquiera cerca de reducir las emisiones con la rapidez necesaria para mantener los peligros climáticos dentro de los niveles tolerables para nuestros sistemas sanitarios», insiste Romanello.
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A lo largo de 2022 las personas estuvieron expuestas, de media, a 86 días de temperaturas extremas que supusieron un riesgo para su salud, de los cuales el 60% tuvo al menos el doble de probabilidad de ocurrir debido al cambio climático provocado por las personas.
¿Qué refleja el informe Lancet Countdown?
El octavo informe Lancet Countdown es el fruto del trabajo conjunto de 114 expertos líderes de 52 instituciones de investigación y organismos de la ONU de todo el mundo, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El informe está dirigido por University College London y presenta el análisis más actualizado del vínculo entre la salud y el cambio climático.
Los datos del Countdown de The Lancet se publica en vísperas de la 28ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas (COP) y presenta 47 indicadores que incluyen métricas nuevas y mejoradas que hacen un seguimiento de la contaminación del aire en los hogares, el financiamiento a la industria de los combustibles fósiles y la participación de las organizaciones internacionales en los beneficios sanitarios de la mitigación climática.
Los autores del informe denuncian la «negligencia» de los gobiernos, las empresas y los bancos que siguen invirtiendo en la industria de petróleo y gas, al tiempo que los desafíos y los costos de adaptación aumentan y el daño provocado al planeta se acerca a un punto de no retorno. Advierten que, sin la implementación de medidas de mitigación contundentes y rápidas para abordar las causas subyacentes del cambio climático, la salud de la humanidad corre grave peligro.
«Las proyecciones de un planeta con un aumento de temperatura de 2°C nos hablan de un futuro peligroso, y son un macabro recordatorio de que el ritmo y la escala de los esfuerzos de mitigación que hemos visto hasta ahora han sido deplorablemente inadecuados para salvaguardar la salud y la seguridad de las personas», sentencia Romanello.
Aportación española al informe
El Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) se destaca como uno de los institutos líderes en la contribución a los reportes del Lancet Countdown. Múltiples miembros del equipo de Resiliencia en Salud Global contribuyeron en este reporte, incluyendo la doctora Kim van Daalen (Research Fellow del Lancet Countdown in Europe), Martín Lotto Batista (autor del indicador de malaria), y lla profesora del ICREA, Rachel Lowe (directora del Lancet Countdown in Europe).
Desde el BSC-CNS explican que «para el informe de este año, generamos proyecciones hasta el año 2100, utilizando dos escenarios de cambio climático. Nuestros resultados revelan una clara tendencia al aumento de las condiciones propicias para la transmisión de la malaria, especialmente en áreas de gran altitud, como las zonas elevadas de Etiopía en África o los Andes en Sudamérica».
Además, añaden que «al proyectar hacia el futuro, observamos un desplazamiento de estas condiciones hacia los polos a medida que las temperaturas se elevan y los patrones de precipitación experimentan cambios. Además, nuestro equipo contribuye al análisis crítico de los impactos diferenciales entre diversas regiones del mundo».
Pese a que los reportes del Lancet Countdown son a nivel global, estos expertos anuncian que en abril de 2024 publicarán los datos concretos para la región europea. «El año pasado publicamos por primera vez un informe específico sobre Europa», recuerdan.
Entonces, «señalamos que el impacto del cambio climático en la salud es desigual entre las regiones. Por ejemplo, el sur de Europa tiende a sufrir más por enfermedades asociadas a olas de calor, incendios forestales y sequías. En abril próximo, publicaremos una actualización de estos resultados, ampliando nuestro monitoreo a otros impactos en la salud, como enfermedades transmitidas por garrapatas y leishmaniasis, entre otras».
¿Cuáles son las huellas más importantes?
En 2023, el planeta experimentó las temperaturas globales más altas de los últimos 100.000 años, y todos los continentes batieron sus récords de temperatura. En todo el mundo, las personas se vieron expuestas a peligros mortales. Y estos cambios en el patrón climático derivan en más patologías.
Unas tienen al calor como causa. Con el actual calentamiento global promedio de 1,14°C de la última década, las personas experimentaron un promedio de 86 días de temperaturas extremas que representan un daño para su salud en el período de 2018-2022. De estos días, más del 60 % tuvieron al menos el doble de probabilidad de ocurrir debido al cambio climático provocado por los humanos.
La mortalidad asociada al calor en personas mayores de 65 años aumentó un 85 % entre 2013 y 2022, en comparación con el período de 1991-2000. Este número está muy por encima del aumento del 38 % proyectado si no hubiera un cambio de temperatura (es decir, tomando en cuenta solo los cambios demográficos).
Las olas de calor y las sequías más frecuentes se asociaron con 127 millones más de personas que declararon inseguridad alimentaria de moderada a grave en 122 países en 2021, en comparación con lo que ocurría anualmente entre 1981 y 2010. Esto se traduce en que alrededor de 525 millones de personas se verían afectadas entre 2041-2060, lo que exacerbaría el riesgo de malnutrición a nivel global.
«En Europa, al igual que a nivel global, observamos un aumento en los impactos negativos del cambio climático en la salud humana. Esto se refleja en un aumento de las muertes por olas de calor, mayor exposición a eventos extremos y cambios en las condiciones para la transmisión de enfermedades infecciosas como la Fiebre del Nilo Occidental y Vibrio«, explican desde el BSC-CNS.
Sobre esta bacteria, el cambio en los patrones climáticos está acelerando la transmisión de enfermedades infecciosas mortales. Por ejemplo, el aumento de la temperatura de los océanos ha hecho que el área de las costas del planeta propicia para la propagación de Vibrio, que puede ocasionar enfermedades e incluso la muerte en los humanos, aumente 329 km cada año desde 1982. Esto coloca en situación de riesgo a un número récord: 1.400 millones de personas podrían padecer diarrea, infecciones severas de heridas y sepsis. En el caso del dengue, su potencial de transmisión incrementaría un 37%, lo que resultaría en una rápida propagación a nivel global.
Otras tienen a lacontaminación como origen. Cambiar la manera en que nos desplazamos y ofrecer en su lugar alternativas activas, públicas, eléctricas y accesibles, podría evitar muchas de las 460.000 muertes anuales causadas por las emisiones partículas diésel.
Con todo hay un dato que invita a la esperanza. El informe de este año revela que las muertes asociadas a la contaminación atmosférica derivada de combustibles fósiles han disminuido casi un 17% desde 2005, siendo el 80% de dicha disminución el resultado de los esfuerzos por reducir la contaminación derivada de la quema de carbón.
¿Cuáles es el impacto económico que provocan todos los gastos sanitarios?
Un dato impactante es que el valor total de las pérdidas económicas asociadas a eventos climáticos extremos se estimó en 264.000 millones de dólares en 2022, un aumento del 23% respecto del período de 2010-2014.
Las temperaturas extremas también ocasionaron la pérdida de 490.000 millones de horas laborales potenciales a nivel global en 2022 (un aumento de casi el 42% en comparación con el período de 1991-2000).
La merma de ingresos representó una proporción mucho mayor del PBI de los países de ingresos bajos (6,1 %) y medios (3,8 %). Dichas pérdidas comprometen los medios de subsistencia de las personas, y así limitan la capacidad de los países para afrontar y recuperarse de los efectos del cambio climático. «Nos enfrentamos a una crisis tras otra«, advierte Georgiana Gordon-Strachan, directora del centro regional para los pequeños estados insulares en desarrollo de Lancet Countdown.
«En un momento en que el mundo está al borde de sufrir daños irreversibles, el hecho de que los gobiernos y las empresas continúen invirtiendo descaradamente en la industria de petróleo y gas significa que están asegurándose de que el objetivo del 1,5°C del Acuerdo de París no se cumpla. Esto pondría en riesgo la salud de millones de personas», remacha Paul Ekins, jefe del grupo de trabajo de Lancet Countdown sobre economía y finanzas.