En Estados Unidos existe desde hace años el término ‘Holiday heart’, que traducido al español es ‘corazón de vacaciones’ y se usa para designar a algo así como un síndrome del ‘corazón navideño’. Y es que entre el día de Navidad y Año Nuevo mueren más personas a causa de un infarto que en cualquier otra época del año. Pero… ¿por qué ocurre y qué se puede hacer para evitar posibles riesgos?
Mezcla «explosiva»
De las cenas de empresa a los aperitivos con amigos, de Nochebuena a Navidad, y después Nochevieja, Año Nuevo y Reyes. El consumo de bebidas alcohólicas está tan normalizado que parece extraño que alguien no lo celebre con un brindis, por lo que a menudo olvidamos que el alcohol es una sustancia tóxica para el organismo. Incluso en pequeñas dosis, y es especialmente nocivo para el corazón.
Si las celebraciones se prolongan y las borracheras se multiplican, podemos tener efectos indeseados sobre nuestro organismo. «En general, las dosis excesivas de alcohol ejercen una acción excitadora sobre las células del corazón», confirma el profesor Claudio Tondo, Director del Departamento de Arritmología del Centro Cardiológico Monzino del IRCCS, «y pueden provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y facilitar la aparición de arritmias cardíacas como la fibrilación auricular».
También hay que recordar que la ingesta crónica de alcohol en dosis significativas puede conducir al desarrollo de una miocardiopatía dilatada, que provoca un aumento de los volúmenes de las cavidades cardíacas (aurículas y ventrículos) y una reducción de la contractilidad: dos requisitos cruciales para la aparición de la fibrilación auricular. Y cuidado: 2las anomalías del ritmo cardíaco inducidas por el alcohol suelen producirse al mismo tiempo que llevamos una alimentación más abundante de lo habitual, por lo que también deberíamos moderar la cantidad de alimentos introducidos», sentencia.
Más riesgo
Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo tan seguidas pueden ser duras para nuestra salud, y no sólo en la báscula. De hecho, un estudio ha demostrado que una sola bebida alcohólica al día puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular hasta en un 16%. Si en un día cualquiera la probabilidad de sufrir fibrilación auricular es de una entre 1.000, con un vaso de cerveza o vino esta probabilidad puede elevarse a tres entre 1.000.
La fibrilación auricular, por tanto, es el peligro más inminente, pero ¿qué es? «Es una anomalía del ritmo cardíaco, uno de los trastornos más extendidos», explica Tondo, «el corazón, al latir de forma irregular, es incapaz de bombear la sangre correctamente, lo que podría formar peligrosos coágulos». La fibrilación auricular puede aumentar el riesgo de sufrir un ictus y también se ha relacionado con la demencia y la insuficiencia cardiaca.
Las personas mayores, los que padecen obesidad y los más altos, en situación de riesgo
Si beber alcohol es malo para todos, recordemos que hay grupos con mayor riesgo de fibrilación auricular: a los 80 años, hay un 10% de posibilidades de padecer este trastorno. Otros factores de riesgo son la obesidad, los antecedentes familiares de fibrilación auricular de aparición precoz y la estatura (un estudio reveló que las personas de más de 1,70 metros de altura tenían mayor riesgo).
¿Cómo darse cuenta de que hay problemas? «Algunos no tendrán síntomas y otros pueden experimentar palpitaciones, dolor torácico o dificultad para respirar, fatiga extrema e incluso desmayos. En algunas personas, la fibrilación auricular se produce durante periodos cortos, pero en otras la afección puede llegar a ser permanente», aclara el experto. Los médicos suelen diagnosticar la fibrilación auricular mediante un electrocardiograma, pero a medida que se han ido popularizando los relojes inteligentes con pulsómetro, ahora es posible notar uno mismo los cambios en el ritmo cardiaco y consultar a un cardiólogo.
Consejos
Actuar en las fiestas de forma consciente puede limitar los riesgos, pero si aun así quiere brindar «según la tradición», al menos puede tomar algunas precauciones: beba agua, porque la deshidratación aumenta el riesgo de padecer el ‘síndrome cardíaco navideño’, y no deje de hacer actividad física justo en las fechas festivas. Incluso un simple paseo puede ser beneficioso.
Por último, tenga en cuenta las cantidades de ingesta de alcohol consideradas de «bajo riesgo» (un vaso de vino, una lata de cerveza o un vaso pequeño de licor al día para mujeres y ancianos y dos para hombres), aunque esto no significa que sean saludables, ni un objetivo a alcanzar. En los últimos años cada vez hay más pruebas de la relación causa-efecto entre el alcohol y determinados tipos de cáncer y otros 200 problemas de salud, por no hablar de los accidentes de tráfico. El único consumo seguro de alcohol es cero.