Los niños que viven en entornos desfavorecidos tienen peores estilos de vida. No sólo comen peor que sus pares más privilegiados, sino que también hacen menos ejercicio, pasan más tiempo pegados a las pantallas y duermen menos horas de las recomendadas. Así se recoge en el informe “Nivel socioeconómico y estilo de vida de la población infantil y adolescente en España”, que ha elaborado la Fundación Gasol a partir de los datos de la encuesta PASOS.
El trabajo, cuyas conclusiones han sido presentadas este miércoles en Madrid, analizó los hábitos de salud humana 3201 niños de 8 a 16 años teniendo en cuenta el impacto de la situación socioeconómica de su familia; Los resultados muestran una vez más que la situación laboral de los padres, su nivel educativo y el entorno en el que crecen los niños tienen un impacto directo en el estilo de vida y la salud de los niños. Los más vulnerables, según muestra el trabajo, tienen Más dificultad para llevar un estilo de vida saludable.
«Con este nuevo informe del estudio PASOS, la evidencia científica sigue demostrando que los factores socioeconómicos son un componente fundamental para entender qué determina las oportunidades de crecer de forma saludable», afirmó el Dr. Santi F. en rueda de prensa. Gómez, Director Global de Investigación y Programas de la Fundación Gasol e Investigador Principal del Estudio PASOS, que analizó los datos del estudio.
Los niños y niñas de peores condiciones socioeconómicas gastan Menos de 23 minutos por día de actividad física de moderada a vigorosa. que aquellos que están en mejores condiciones, lo que significa más de 11 horas menos al mes y casi 140 horas menos al año. «Casi seis días completos al año», subraya el investigador.
Los niños de colectivos más desfavorecidos también pasan más tiempo delante de una pantalla. Así, pasan 70 minutos más al día frente al televisor, ordenador, tablet o teléfono móvil. lo que significa que otros 16 se completan en un año. «Entre las edades de 8 y 18 años, son aproximadamente cuatro meses más dedicados al tiempo frente a la pantalla», dijo Gómez.
Según el estudio, el 20% de la población más afectada por las desigualdades socioeconómicas tiene bajos niveles de adherencia a la dieta mediterránea, que es significativamente menor entre los niños de entornos más superdotados.
De todas formas, Gómez destacó que en ninguno de los grupos poblacionales estudiados el cumplimiento de esta dieta superó el 50%, por lo que “Hay mucho trabajo por hacer».actual
En lo que respecta al sueño, el trabajo muestra que más del 63% de la población infantil y adolescente más favorecida cumple con las recomendaciones de sueño, mientras que el porcentaje es un 14,7% menor para las poblaciones más vulnerables.
Consistente con otras variables fue el estado de salud. Hasta 6,4 puntosEn una escala de 0 a 100, entre la población más acomodada.
Las diferencias más pequeñas entre grupos se observaron en el análisis del malestar psicológico, donde la diferencia entre los extremos fue del 2,4%. En todo caso, el porcentaje de población infantil y adolescente que reporta sentirse ansioso, triste o infeliz; supera el 30% en todos los casosindependientemente del nivel socioeconómico de sus familias.
En la mayoría de las variables analizadas. El nivel educativo de los padres es el factor más influyente..
En su discurso, Gómez llamó a la acción. «Es importante y urgente tomar medidas estructurales e implementar intervenciones comunitarias para promover hábitos de vida saludables que sean sensibles a las desigualdades socioeconómicas».
asistí al evento Mónica García, Ministro de Sanidad, quien señaló que «la obesidad infantil es la punta del iceberg». Debajo está “la desigualdad, el acceso a una buena vida. Es un problema sistémico», enfatizó García. “Por lo tanto, se debe abordar no sólo desde un enfoque sanitario, sino desde un enfoque social y sistémico.
«Hay que universalizar el derecho a tener una alimentación saludable y actividad física», añadió la ministra, quien señaló que «se está trabajando en la decisión de gestionar el plan estratégico nacional de lucha contra la obesidad infantil». «, en el que participan 17 ministerios. «Existe suficiente evidencia científica tomar alguna acción política que reducen la exposición de los menores a alimentos no saludables. Espero que a través de estos informes podamos perfilar las ordenanzas que eliminen estas barreras y creen un ecosistema más justo para los niños con menos recursos”, concluyó.