La Confederación Salud Mental España cumple este 2023 40 años defendiendo los derechos de las personas con problemas de salud mental y reivindicando un aumento de los recursos para que el sistema público pueda ofrecerles una atención adecuada. Su presidente, Nel González, habla con EL MUNDO de las principales carencias del sistema, de la salud mental de los niños y adolescentes, y de temas polémicos como la Ley Trans.
- ¿Cómo ven desde las asociaciones de pacientes la crisis del sistema sanitario?
- Llevamos mucho tiempo viéndolo, al principio tenía una esperanza de progresión positiva y a partir de la crisis de 2008 se desbarató todo y eso no mejoró nunca. Nuestro sistema sanitario, siendo una sanidad pública que defendemos a capa y espada, tiene muy serias deficiencias de carencia de recursos que se convierte en carencia de recursos humanos. En el caso de la salud mental, que siempre fue la ‘hermana pobre’ dentro de la sanidad pública, y aunque la pandemia nos puso de actualidad, ese mal endémido y esa carencia de recursos se nota muchísimo. La opinión que tenemos en este momento es que debe ser abordada de una forma urgente porque debe ser mejorada. Si no, no solamente no vamos a avanzar, sino que encima vamos a hacer que aflore muchísimo más sufrimiento en la población.
- A partir de la pandemia se empezó a hablar de un aumento de la ansiedad y de la depresión, sobre todo en niños y jóvenes. Pero al margen de esos aumentos, ¿cuáles son los problemas clave a nivel de salud mental que copan las consultas?
- Efectivamente se habla de ansiedad y de depresión y de todo aquello que genera la incertidumbre, la falta de horizontes o no llegar a final de mes, la cesta de la compra, la carestía de la vida, el desempleo… Fundamentalmente es eso porque la carencia de bienestar es lo que genera muchos problemas de salud mental. La población más desfavorecida que tiene menos ingresos, menos recursos económicos, y desde luego la población más desorientada que es nuestra juventud, nuestros adolescentes que no ven certidumbre ante el futuro, son curiosamente los dos segmentos de población que más están padeciendo en este momento esta ausencia de recursos o de falta de atención adecuada. Y esto es una fuente donde puede nacer el trastorno mental, primero empezará siendo leve y puede acabar siendo grave.
La dependencia o la influencia de las redes sociales influye en meter una imagen distorsionada de la realidad en la cabeza de la gente que no tiene la madurez suficiente. Abundan trastornos de conducta alimentaria, que se incrementan; aumentan también las autolesiones y toda una serie de patologías que pueden tener una consecuencia fatal. Lo más importante en nuestra juventud es el tema del suicidio, la falta de certidumbre y el desconocimiento ante la vida llevan a un sufrimiento y a veces a no ver ninguna salida y a pensar en desaparecer.
- Primaria es el primer filtro para detectar problemas de salud mental, pero ¿es posible detectarlos cuando se dispone de poco más de tres minutos por paciente?
- Tenemos un agradecimiento inmenso a estos profesionales que hacen lo que pueden con su mejor sabiduría y su mejor voluntad, y eso es muy loable, pero no se puede, la gente tiene que tener medios. Salvo que sea algo muy evidente, como una persona desesperada que está a punto de tirarse por la ventana, que es un caso extremo, es muy difícil detectar o acompañar o poder practicar una escucha activa que te centre en lo que tú crees que se puede hacer como profesional con tan poco tiempo. No solamente es el poco tiempo de consulta, de escucha y de conversación entre el profesional y la persona que demanda ayuda, sino también la carencia en las citas: generar una cita para el psicólogo o para el psiquiatra supone unos cuantos meses, salvo que sea una emergencia que se hace de una forma más rápida, en los demás casos los plazos son absolutamente demoledores y la gente se siente desamparada, desorientada y ve cómo va deteriorándose su vida.
- ¿Qué hacemos con todos esos pacientes que no pueden pagarse la sanidad privada y que no les queda más remedio que ir a la pública donde tienen cita con el psicólogo cada mes y medio? ¿Se les está ayudando realmente?
- En nuestro país, por suerte, tenemos una complejidad también en la atención. No tienen por qué ser psicólogos siempre los que atiendan, puesto que casi siempre tiene que ver con el bienestar y con las carencias económicas o de orientación. Tenemos, por ejemplo, los ayuntamientos, cuyos trabajadores sociales pueden orientar, escuchar y ayudar a las personas que están en este momento de espera de ser atendidos por un profesional. Sin olvidar el trabajo que hacemos también en las asociaciones, que también tenemos psicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales y orientadores, gratuitos, y nuestra misión como movimiento de la sociedad civil organizada es escuchar, acoger, orientar y apoyar a las personas que lo necesitan. No hay que olvidar tampoco esos recursos, no son muchos, pero si tenemos 346 asociaciones en toda España son puntos donde, si te quedan cerca, se puede recurrir a buscar esa orientación y esto es lo que nos salva.
- Pero los que ya tienen un problema diagnosticado, una depresión, por ejemplo, y le citan en el psicólogo cada mes y medio o cada dos meses, ¿eso está ayudando de verdad a esa persona? ¿No se rompe la equidad entre pacientes el hecho de que unos puedan acceder a una alternativa y otros solo a la pública, que no tiene los recursos suficientes?
- Efectivamente, tienes razón. Nosotros tenemos hecho un cálculo a través de gente experta en gestión pública que dice que la carencia desde el año 2008 hasta ahora en salud mental tiene una cuantía de 4.000 millones de euros. Es un volumen absolutamente brutal, y si a la sanidad pública no se la dota en los presupuestos del Estado progresivamente de recursos económicos acabaremos quedando sin ella porque va a ser totalmente inútil. Desde luego hay que agradecer que existan recursos privados porque alguna gente los necesita, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de la población no tiene acceso, no tiene recursos económicos para acceder a una consulta privada. Por eso debemos reclamar a la acción política, a los gestores, a los responsables políticos y de la administración que deben ir dotando poco a poco, no digo de repente que eso es imposible, de los recursos económicos para ir compensando esa brecha tan enorme que hay de 4.000 millones desde el año 2008.
- Decíamos que primaria es el primer filtro. ¿Esa coordinación entre primaria y hospitalaria funciona peor en temas de salud mental que en otras especialidades?
- En salud mental, como en las demás, una emergencia sanitaria de alguien que va a urgencias entra en el sistema de una forma mucho más certera y más rápida. Si no es emergencia debe de ir pasando por los diferentes peldaños y es más lento, pero sobre todo porque nuestros médicos de atención primaria a veces tampoco tienen la formación necesaria y por supuesto nunca tienen el tiempo necesario. Además los recursos en atención primaria en psicología son absolutamente precarios. Por ejemplo, el dato que manejamos de siempre: España tiene seis profesionales de la psicología por cada 100.000 habitantes, cuando los países de nuestro entorno llegan a 18. Esa es la brecha que tenemos que solventar.
- Se habla mucho de la cantidad de ansiolíticos y benzodiacepinas que se toman en España y que se medicaliza al paciente, pero quizá no hay recursos para hacer otra cosa… ¿Está el sistema tan colapsado como para no poder reorganizarse y tener que medicalizar?
- Esa es la clave. El médico quiere ayudar y hace lo que puede y los recursos que tiene en su mano son los fármacos, pero es el pez que se muerde la cola: los fármacos pueden cronificar a la gente, no solventan la problemática porque palían solamente los síntomas, y lo que se está consiguiendo es una puerta giratoria donde la gente acaba siendo víctima de una cronificación que no es deseable. ¿Cómo se suple? Dotando de los recursos humanos necesarios, empezando por los económicos que hacen que los humanos vengan detrás. Efectivamente hay pasos a nivel autonómico. El otro día en La Rioja aprobaron un plan de salud mental con 30 millones de euros para el período y de 56 millones de euros en el Principado de Asturias, pero eso sigue siendo muy poco.
- ¿Se va a convertir la salud mental en un arma arrojadiza en las elecciones?
- Yo espero que no. Espero que haya sinceridad y menos hipocresía porque la carencia de salud mental nos afecta a todos, es corresponsabilidad de todos. Por eso no creo que se atrevan a utilizarla como arma arrojadiza porque ¿quién contra quién? Ahora hay unos gestores políticos, anteriormente había otros y todos desde el 2008 han seguido con la misma nave, en la misma dirección. Nadie puso la alarma. Es cierto que desde el famoso ‘vete al médico’ parece ser que a nivel político se abrió una ventana, pero eso puede ser una moda y debemos tener en cuenta que la salud mental no debe ser jamás una moda. Demostrado está que todo lo que se invierte en salud mental tiene una rentabilidad que lo cuadruplica, euro que se invierte, tiene una rentabilidad que se cuadruplica en el tiempo.
- Mencionaba el famoso ‘vete al médico’ y que la salud mental llegó por fin al Congreso, pero ¿se ha traducido en algo palpable? ¿En qué quedaron el Plan Nacional para la salud mental, el Plan Nacional para el suicidio?…
- El avance es escaso, pero es real. Por ejemplo, el Plan Nacional de Salud Mental el Ministerio lo está llevando puntualmente, lo está desarrollando en los territorios y también existe una corresponsabilidad en las autonomías, con las inversiones que he mencionado en La Rioja y en Asturias, por ejemplo, con las que se intenta arrimar el hombro para intentar ir supliendo esas carencias y eso es una realidad. Otra cosa importantísima también que tiene que ver con ese plan, el teléfono 024 de atención a la conducta suicida es una realidad y eso es un poderoso recurso psicológico de atención inmediata comprobado: desde el día 10 de mayo del año pasado hasta ahora se mantiene sostenida la demanda de la población a este teléfono. Por lo tanto, hay recursos que no existían y ahora existen y que se van implementando y se va avanzando. Pero para que seamos capaces de poner al día las necesidades pasará bastante tiempo.
- Volviendo a los niños y los más jóvenes, ¿por qué cada vez hay más problemas de salud mental en esas edades? ¿Qué estamos haciendo mal?
- En los más pequeños pasa como pasó en nuestra edad, pero en nuestros tiempos no se hablaba y no se conocía tanto. Los mayores desconocemos los nuevos tiempos que corren, aunque seamos incluso profesionales, porque hay muchas variables que hay que ir sumando a la atención, al cuidado y al análisis de qué está pasando. La gente joven tiene una sociedad que va mucho más deprisa. Creo que lo importante es hacer una reflexión y poner los medios técnicos y económicos suficientes para intentar saber qué está pasando, porque aunque no nos acordemos todos fuimos adolescentes y la adolescencia es una edad de cambio donde la familia, que para el niño era el sustento, a veces se convierte en un bloqueo importante.
Las partes principales para intentar abordar estos temas, que son el entorno familiar, los propios padres, y en el entorno escolar los profesores y los consejos escolares, no tienen ni la formación ni la información suficiente para hacer un seguimiento de una sociedad cambiante a un ritmo de vértigo y que parece que se nos escapa de las manos. Ahí habría que hacer varias cosas: la primera sería intentar formarse e informarse y apoyar a los consejos escolares de forma que se pueda intervenir al mínimo indicio de bullying o de maltrato escolar. Y hay que hablar de educación emocional en las escuelas, de participación y educación o información a las asociaciones de padres.
- Al despatologizar la transexualidad basta con la voluntad de la persona para cambiar el sexo y el nombre en el Registro Civil. Si necesitamos que un especialista valore la prescripción de tratamientos y fármacos, ¿por qué en este caso no debería valorarlo un especialista para ver si no hay otros problemas de fondo, sobre todo en menores? ¿Qué piensan desde las asociaciones de pacientes?
- Siempre habrá una ortodoxia que tenga mucho que decir y tenga mucha sabiduría, pero yo insisto en que se debe incorporar también la individualidad de las personas como sujetos de derechos. Yo sé que lo que quieren muchos profesionales es que no se den pasos en falso que después sean irreversibles, y eso tiene sus razones, pero eso es un proceso posterior. No creo que nadie diga ‘mañana voy al registro y me cambio de sexo’, no se frivoliza tanto. Hay gente que lo está pasando mal y esta gente tiene derecho a que después de tomar su decisión e iniciar el proceso un equipo de profesionales los oriente, pero mientras tanto las personas tienen derecho a ser ellas y tienen derecho a ser felices y también tienen derecho a equivocarse.
Cuando los niños y las niñas tienen esta problemática ya lo saben desde que son bien pequeños y lo que hay que hacer es acompañar, escuchar a estas criaturas y cuando llegue el momento de dar el paso que no tenga vuelta atrás, entonces ahí tendrán que intervenir también los científicos que digan ‘se debe hacer así, de la forma menos gravosa o menos onerosa’, pero siempre respetando la voluntad y el derecho de las personas. - Por supuesto respetando la voluntad de las personas, pero igual que si hablamos de suicidio se recurre a profesionales, ¿por qué no en este caso y sobre todo cuando hablamos de menores? Hay algún estudio que incluso señala la presión de las redes sociales y cómo empuja a los más vulnerables que no están conformes con su cuerpo a la transexualidad
- Esto nos lleva al debate ideológico, pero es algo que ya está muy debatido y analizado. Insisto en el derecho incluso a equivocarse de la gente y la gente tiene que encontrarse bien. Si después del cambio se encuentra mal, pues que vuelva a hacer lo que necesite para volver a encontrarse bien. El dato que mencionas del estudio interesantísimo de si no será una moda que tiene que ver con las redes sociales, yo hago la pregunta de otra forma: ¿no tendrá que ver que la sociedad esté cambiando muy deprisa y estemos aprendiendo a ver que viene una forma diferente de entender las cosas que nos sobrepasa? Puede ser y yo creo sinceramente que todo eso se debe de dirimir con la sabiduría de los que saben, pero no con la ortodoxia de los que creen que la vida de los demás o la felicidad de los demás depende de ellos. La decisión y los derechos de la persona están por encima de los que quieran imponer, aunque sea con argumentos científicos.