Mercedes Navío lleva desde 2017 gestionando las acciones de la salud mental madrileña, lo que le ha permitido ratificar la importancia de la inversión y la dotación de recursos en este ámbito. Su ‘otra cara’, la de psiquiatra clínica vocacional, esa que nunca olvida y que, en algún momento, retomará, la mantiene cerca del paciente, al que sitúa en el centro de toda actividad.
- ¿Qué aporta una psiquiatra asistencial, que ha vivido en primera persona los problemas de los pacientes a la gestión?
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i caso, me ha permitido no olvidar nunca cuál es el objetivo de la gestión, que no es otro queatender a las personasque tienen un problema de salud mental, que están sufriendo, de la mejor manera posible ycon los recursos necesarios. Por otra parte, facilitar a miscompañeros profesionalesque en este momento realizan la atención clínica, que esa asistencia la hagan en las mejores condiciones. Esas son las dosobligaciones, las dos responsabilidades de un gestor. Nunca he dejado la gestión en salud mental porque me considero unapsiquiatra vocacionaly he intentado mejorarla al máximo, en la medida de mis posibilidades, desde esta responsabilidad que denominamos mesogestión.
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¿Globalmente, es precaria la salud mental?
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Uno de los objetivos prioritarios que me he marcado a la hora de trabajar en gestión ha sido poner encima de la mesa elcarácter prioritariode la atención a la salud mental y poner en valor el hecho de que hay mucho margen de mejora. En ocasiones, elestigmaque acompaña a estas enfermedades tiene también repercusiones en la gestión; se puede creer erróneamente, por quienes no conocen este ámbito específico, que hay menos oportunidades reales deayudar y de aportar soluciones. En absoluto es así; el ámbito de la salud mental tiene muchas oportunidades de tratamiento para las personas, en todos los sentidos y con todas las diferentes variantes terapéuticas. Además, y en contra de lo que en ocasiones pudiera plantearse, podemos decir que lainversióndestinada a salud mental tiene unatasa de reversiónmuy importante. En lenguaje de gestión, sabemos que muchas actuaciones en salud mentalson coste-efectivas. Las preventivas, como las de prevención del suicidio, son absolutamente necesarias, pero es que, además, son coste-efectivas. Es muy importante compartir los conocimientos ylenguajes clínico y de gestiónpara poder plasmar que este ámbito de atención sea priorizado en la gestión. Ese ha sido mi objetivo prioritario y me consta que no sólo en Madrid, sino también en otras comunidades autónomas, se ha puesto más en el foco esta prioridad.
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Desde su llegada a la Oficina se han puesto en marcha diversos planes: Plan Estratégico en Salud Mental y Adicciones, Plan de Prevención de Suicidio, Plan específico de Salud Mental Covid-19. ¿Cuáles son los datos preliminares o consolidados de estas actuaciones en Madrid?
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El Plan de Salud Mental 2018-2020, que está evaluado completamente y que, de hecho, fuepunto de partidade la elaboración del plan vigente actual de la Comunidad de Madrid 2022/2024, ejecutó el100%de la financiación prevista y de la contratación profesional, que superaba los 200 profesionales. En cuanto a las actuaciones organizativas, el grado de implantación, a pesar de que fue un plan que en el último año coincidió con toda la gestión de la pandemia de Covid-19, superaba también en torno al70% de las actuaciones previstas entre las finalizadasy las que denominamosen desarrollo. Los márgenes de mejora que la evaluación de ese plan arrojaba, que se llevaron a cabo y han sido punto de partida de la elaboración delactualmente vigente 2022/2024, mantiene como líneas prioritarias la atención a las personas contrastorno mental gravey la atención aniños y adolescentes; añaden una línea específica deprevención y promoción, que consideramos muy importante, y otra sobre atención enpsicogeriatría, otro de los ámbitos en los que era destacable seguir avanzando. Además, se acompaña de un plan específico propio sobre prevención delsuicidio.
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¿Contemplan estas líneas atención tanto a crónicos como a agudos?
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El Plan de Salud Mental aborda el proceso completo; desde las necesidades más agudas a aquellas que requieren de rehabilitación y tratamientos intensivos por plazos de tiempo más prolongados. En ocasiones, efectivamente, se produce unacronicidadque es, precisamente, una situación que intentamos evitar. En cualquier caso, el plan actual, como el anterior, contempla una dotación de creación deunidades de rehabilitacióny tratamiento intensivo y decuidados prolongados; unidades de media y larga estancia y que entre las dos superan las 140 camas. Sin embargo, la prioridad está puesta en realizar un tratamiento asertivo comunitario. Por eso, aunque se observan las necesidades en todos los contextos asistenciales, elcentro de salud mental ambulatorioes elcentro neurálgicode este modelo, lo que no significa que no sea necesario reforzar y desarrollar otro tipo de recursos. De hecho, y por ello, se han creado nuevos hospitales de día de adolescentes y de niños y se van a reforzar los existentes, se ha puesto el énfasis en la extensión de laatención domiciliaria a estos grupos. También se han puesto en marcha otro tipo de iniciativas como, por ejemplo, el Centro deAdicciones Comportamentalesen el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, se ha extendido elprograma AMI-TEAde atención médica integral del trastorno del espectro autista (TEA) al Hospital de Getafe en colaboración con el ya establecido en el Gregorio Marañón a través de lo que llamamos una alianza estratégica. Para atender todas las necesidades se van a extender también losprogramas de prevención del suicidio-que han sido evaluados en los hospitales 12 de Octubre, La Paz, Gregorio Marañón y Fundación Jiménez Díaz y que han demostrado que reducían el riesgo- atodos los hospitalesy condotación especifica de profesionales, entre otras actuaciones.
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¿Se persigue ir disminuyendo la necesidad de la urgencia aguda hospitalaria en favor de una asistencia más continuada que consolide la prevención y el seguimiento?
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Ese es, precisamente, el modelo comunitario en salud mental: reforzar el tratamiento en la comunidad paraevitar, en la medida de lo posible, que sea necesaria la atención hospitalaria y, desde luego, lacronicidad. Sin embargo, está claro que no podemos dejar de prestar atención aguda. Por ello, hemos crecido en camas de hospitalización para adolescentes, por ejemplo, porque hubo unincremento notablede esta necesidad a la que se tuvo que dar respuesta. Pero elobjetivo a largo plazoes que la atención hospitalaria urgente o aguda termine siendo lo menos necesaria posible.
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¿Cómo es la ‘salud’ de la salud mental madrileña en comparación con la de las otras comunidades autónomas? ¿Es favorable? ¿Es mejorable?
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La salud mental está saliendo de un escenario pandémico en el conjunto de las comunidades autónomas. EnMadriden concreto, lainversión mantenida en el tiempo en los últimos cinco años, con la ampliación de dotación de profesionales y de creación de recursos, está permitiendo colocarnos en una situación de poderatender la necesidad, priorizando, por supuesto, aquellos casos de mayor complejidad y gravedad. Tenemosretos por delanteque, desde luego, vamos a abordar. Siempre hay márgenes de mejora que hay que acometer. Ese es el esfuerzo de los planes de salud mental: elaborarlos, ejecutarlos, evaluarlos y ver hasta dónde hemos llegado en laculminación de los objetivos planteados. En aquellos en los que la culminación no haya sido total, perseguirlos hasta que se cumplan.
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Según los últimos datos, País Vasco -seguido de Cataluña, Baleares, Asturias, Navarra, Murcia y Madrid-, es la que tiene una mayor ratio de psiquiatras por cien mil habitantes. Este puesto coloca a la comunidad madrileña en una media alta. ¿Cuáles son las cifras actuales para psicólogos clínicos, enfermería de salud mental y terapeutas ocupacionales?
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La incorporación de los planes mencionados superan en incorporación deprofesionales los 600de todas las categorías desde 2017 hasta la culminación del plan 2022-2024, en el que además está prevista la incorporación de370 profesionales. En el plan 2018-2020 superaban los 225 que, junto a unidades adicionales que planteamos, alcanzaban casi 700 profesionales de todas las categorías en todo este periodo de tiempo.
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Como gestora, pero también de su visión como profesional asistencial, ¿Considera que son suficientes para dar respuesta a la elevada demanda de la población?
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Es muy importante que lasenda de la inversióny de lapriorizaciónen salud mental sea mantenida para que el crecimiento del sistema sea armónico y para poder acometer las actuaciones reorganizativas. En ese sentido, creo que elplanteamiento es claramente sólido, estamos en la buena senda. También nos ha permitido enfrentar la situación pandémica, quizá en mejor situación que en otros contextos. Creo, y estaría faltando a la verdad si no lo dijera, que tenemos que seguir en esta senda. Hoy por hoy, eldesafíoes poder contar con másprofesionales especialistasdisponibles. Es necesario ampliar las plazas de psiquiatría y, sobre todo, de psicología clínica porque, en este momento, la financiación de las plazas es un hecho. No tenemos los problemas que puede haber en otros ámbitos de la sanidad, pero es de suma importancia que tengamosmás profesionales disponiblespara poder contratar.
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Sería un importante refuerzo para acabar con las listas de espera que siguen aún siendo largas…
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Nuestro objetivo, vuelvo a recordar, es cubrir las necesidades, priorizándolas. En salud mental se da un fenómeno denominadoley de cuidados inversosque consiste en que, con frecuencia, las personas que más necesitan la atención son las que menos la solicitan. Esto es muy importante. Por supuesto,hay que atender toda la demanda, pero debemos realizar una priorización en función de la vulnerabilidad y complejidad. En personas que son menos tendentes a pedir ayuda tenemos que ser unsistema proactivo, que se adelante y que facilite su acceso. Esta perspectiva se tiene en cuenta a la hora de planificar y de ver dónde posicionamos los recursos, porquelos factores no solo son de ratio poblacional. Hay que analizar otra serie de variables como los determinantes sociales de la salud, por ejemplo, que inciden en que, en un momento dado y ante una misma población numéricamente hablando, pueda habernecesidades específicasdel tipo que sean. Estos criterios se han recogido y tenido en cuenta en los planes de salud mental porque, por ejemplo, no es lo mismo un contexto fundamentalmente urbano que uno rural a la hora de plantear elacceso al tratamiento o el tipo de demandas. Esa diversidad hay que tenerla en mente para responder adecuadamente.
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Esto viene al hilo porque, como sabe, el grupo socialista de la Asamblea de Madrid ha anunciado que incluiría en su programa electoral la presencia de psicólogos en los centros de enseñanza y su pretensión de reducir a dos semanas las listas de espera en salud mental.
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Creo que el camino adecuado es el que estamos llevando a cabo desde esta entidad. Ese camino pasa por dos claves presentes en el Plan de Salud Mental: primera, elconsensoprofesional. Para ello, los planes deben ser participativos, han de incluirtodas las sensibilidadesy tener unavocación de pluralidad. Cuando ese afán está presente en la mayoría de las actuaciones, profesionales, sociedades científicas y usuarios estamos de acuerdo. Puede haber luegodiferencias de matiz,pero el grado de consenso, cuando se busca y hay voluntad de que se encuentre, se encuentra para lo que es esencial y necesario. La otra clave se basa en la financiación, la inversión y la priorización de la salud mentalmantenidas en el tiempo. Y todo ello sin perder de vista otros focos de prioridad fundamental como el profesional, el factor humano, que en salud mental es la tecnología punta. Losprofesionalessomos losinstrumentos terapéuticosde forma que no podemos perder el foco y es en eso en lo que llevamos tiempo trabajando. En este sentido, a los hechos me remito. Ningún plan de choque planteado de manera transversal y puntual va a ser exitoso porque la complejidad de este ámbito requiere unahoja de ruta y una persistencia en la hoja de rutapara poder dar cuenta de todos los retos planteados.
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¿Qué otros planes innovadores o preventivos, uno de los retos futuros a su juicio, se contemplan?
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La prevención es un reto futuro, sobre todo aunque no exclusivamente, en la población adolescente y joven. Es, sin duda, un objetivo clave en el que trabajamos conjuntamente con la Dirección General de Salud Pública ydesde diferentes vertientes: trastornos de la conducta alimentaria, adicciones comportamentales o el propio Plan de Prevención del Suicidio en el queMadrid es la comunidad autónoma con la tasa más baja[según los últimos datos, 5,2 muertes por cien mil habitantes, frente a la media nacional de 8,3 por cien mil habitantes].
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Los análisis también señalan que este año la media de suicidios en España ha registrado un ligero incremento. ¿A qué podría obedecer?
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El suicidio es un tema complejo y multifactorial en el que incidenmuchos elementos de riesgo. Es muy probable que el contexto originado por la Covid-19 haya contribuido al incremento de algunos de esos factores, pero no podemos reducirlo a un factor único.
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¿La administración pública va a dar respuesta siempre a quien sienta que su salud mental flaquea?
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La patología mental debe tener atención y cobertura de necesidad. Cuando hay unapatología, la respuesta debe ser profesional, con psicoterapia, con intervenciones de cuidado de enfermería y con administración de psicofármacos cuando son necesarios. Pero nos estamos encontrando lo que llamamosmalestar emocional, de la vida cotidiana -un problema que es previo a la pandemia-, en el que la respuesta tiene que ser deotra naturaleza: estar más en la prevención y en la promoción de la salud y que actúen con acciones que denominadosprescripción social; incluso desde la educación y la gestión emocional en la niñez y la adolescencia. Es una buena noticia que la salud mental haya salido de la oscuridad y hoy esté en el debate público, pero es muy importante abordarla con rigor. De lo contrario, podemosdar una respuesta sanitaria indebida, correr el riesgo de generar un ruido que, incluso con la mejor intención, sea dañino. En eseequilibrioes en el que tenemos que movernos.
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El próximo mes de mayo habrá elecciones autonómicas. Pero, independientemente de los resultados, ¿qué líneas le gustaría que quedaran consolidadas?
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Hablaba de consensos y de financiación. El Plan Estratégico en Salud Mental tiene un horizonte temporal, hasta 2024, y es una hoja deruta válidapor estos dos ingredientes en ese periodo de vigencia. La culminación de esta hoja de ruta, comoherramienta de trabajo conjunto de todos, sería algo de lo que me sentiría razonablemente satisfecha.
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La capacidad de diálogo, de escucha, de trabajo compartido son algunas de las cualidades más reconocidas entre quienes la conocen. ¿Son atributos esenciales para todo el colectivo implicado en su manejo y conseguir así que las ‘enfermedades del alma’, sean más comprendidas, más visibles, mejor atendidas y tratadas, menos estigmatizadas…
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Es fundamental que no perdamos la oportunidad que nos brinda el hecho de que la salud mental esté en este momento en el foco. Y creo que para no perderladebemos huir de planteamientos maximalistasque rompan los consensos que hemos logrado -y no hablo ya de Madrid sino también a nivel nacional-; desde la reforma psiquiátrica y lo que supuso la transición en torno al modelo comunitario. Sería un errorponer en peligro esos consensos por plantear maximalismos que pueden hacer rehenes entre las personas que más nos necesitan.Este es el momento de la salud mental y, por tanto, el momento de que todos pongamos lamirada en la necesidad de a quienes nos debemosy el foco en la necesidad de la inversión. Actualmente, planteamientos de otra naturaleza, por supuesto respetables, irían, a mi juicio, en contra de lograr culminar que este sea elmomento definitivode la salud mental en España.
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