Luis García ha perdido prácticamente toda la visión de su ojo izquierdo, donde tiene un 0,1% de agudeza visual, y un 60% del derecho. A sus 76 años comenzó a ver mal, creía que eran sus gafas, por lo decidió acudir a una óptica, donde le graduaron la vista, y le dieron unas nuevas. Sus problemas seguían, y fue al médico, con la creencia de que quizás eran cataratas. Tampoco. «Fue una odisea dar con mi diagnóstico». Luis se desesperaba, el tiempo pasaba y cada vez «veía peor».
Tenía que esperar meses para su próxima cita en la seguridad social. La media en España para una consulta en Oftalmología está en 83 días. Es la segunda especialidad con más lista de espera en nuestro país. Decidió acudir a la sanidad privada para intentar adelantar el proceso y conocer qué le ocurría. Degeneración macular «húmeda», le diagnosticaron.
Se trata de una enfermedad ocular que causa visión borrosa o un punto ciego en la visión central. Generalmente es causada por vasos sanguíneos que filtran líquido o sangre hacia la mácula (parte de la retina que hace que la visión sea clara). Afecta a la calidad de vida de los pacientes, muchas veces necesitan cuidadores, y no pueden realizar las actividades cotidianas. Luis, por ejemplo, no puede apenar usar el móvil, necesita una lupa para poder leerlo.
Existen varios tratamientos que pueden ayudar a que la enfermedad avance más lentamente, y a preservar la visión existente. Uno de los hándicaps de estos es que generalmente los pacientes deben acudir una vez al mes al hospital para recibirlo, como es el caso de Luis. «En algunos hospitales no cumplen con el calendario de inyecciones debido a la masificación de pacientes que tienen», se queja Luis.

Varapalo a los filtros de luz azul para las gafas
Varapalo a los filtros de luz azul para las gafas

Los errores que deben evitar los tres millones de españoles que llevan lentillas para no perder la vista
Los errores que deben evitar los tres millones de españoles que llevan lentillas para no perder la vista
Durante la pandemia esta decadencia explotó. «Fue un desastre absoluto, algunos hospitales no podían seguir el calendario y te inyectaba solo algunos meses». Luis indica que no cumplir las pautas tiene sus riesgos: «si interrumpes el tratamiento puedes quedarte ciego«.
Antes esta situación, Luis volvió a la sanidad privada. «No me podía permitir perder mi ojo derecho también». Luis se gasta 1.000€ al mes en cada inyección, y el mes que tiene que inyectarse en ambos sus gastos asciende a 2.000€. «Yo no me lo podré permitir durante mucho más tiempo. Hay gente que ni eso, y pueden perder su visión».
A pesar del coste económico que esto le lleva no tiene asegurado su mejoría. «He probado todos los tratamientos del mercado, pero cada vez mi organismo es más resistente a ellos». Aun así, Luis mantiene la esperanza, sobre todo por el nuevo fármaco que acaba de financiar el ministerio de sanidad: Vabysmo (faricimab) del laboratorio Roche.
CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO FÁRMACO
Se trata del primer anticuerpo biespecífico de uso intraocular, que se dirige a dos vías distintas de señalización implicadas en dos de las principales causas de pérdida de la visión: la degeneración macular asociada a la edad neovascular o «húmeda» (DMAEN) y el Edema Macular Diabético (EMD). Este fármaco está diseñado para estabilizar los vasos sanguíneos, lo que podría mejorar el control de la enfermedad, la visión y los resultados anatómicos.
La DMAE es una enfermedad degenerativa crónica y progresiva de la retina, y una de las principales causas de deterioro de la visión en personas mayores de 50 años, y el EMD es una complicación de la diabetes que afecta al 7% de las personas que conviven con esta patología.
Una de las novedades que de este fármaco es que, según han mostrado los estudios en fase III en los que participaron 3.220 pacientes, casi un 80% de los pacientes tratados con este fármaco en ambas patologías pudieron extender el intervalo de tratamiento a cada 3 o 4 meses y más del 60% a cada 4 meses manteniendo su enfermedad controlada
Esta terapia está disponible desde el 1 de septiembre en todos los hospitales del territorio nacional.«Desde Roche estamos trabajado para facilitar que todos los pacientes se puedan beneficiar de faricimab lo antes posible», explica Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche Farma España.
«Lo estoy esperando como agua de mayo», dice Luis. Este fármaco podría implicar menos inyecciones en el ojo a lo largo del tiempo, mientras mejora y mantiene la visión y la anatomía. En este sentido, la doctora Marta S. Figueroa, responsable de la Unidad de Retina del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, señala que «muchas personas con DMAEN y EMD tienen dificultad para mantener el esquema de inyecciones intraoculares y las visitas al médico frecuentes, ya que supone interrumpir sus tareas diarias, sus trabajos… o tiene problemas para desplazarse a los centros donde reciben tratamiento».
El espaciamiento en el tiempo de las inyecciones no solo beneficia a los pacientes, sino también «a liberar la saturación que sufre actualmente el sistema sanitario«, indica Alfredo García Layana, director del Servicio de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Navarra y presidente de la Sociedad Española de Retina y Vítreo (SERV). Añade que «necesitar inyecciones con frecuencia supone una carga para el paciente e implica un consumo importante de recursos sanitarios. Todo ello es una barrera para el control óptimo de la enfermedad, algo que lleva a una situación de infratratamiento«.
En muchos casos son enfermedades difíciles de tratar, teniendo en cuenta que la forma en que se desarrollan y progresan varía de una persona a otra. Una detección precoz y un correcto diagnóstico, así como iniciar el tratamiento lo antes posible son esenciales para poder lograr y mantener los beneficios funcionales. Su detección está muy estandarizada a través de la herramienta de Tomografía de Coherencia Óptica, pero la carga asistencial puede provocar que no se realicen los controles y tratamientos continuos.
García Layana ha subrayado la importancia de que exista una estrecha colaboración entre Atención Primaria, oftalmólogos generalistas y retinólogos «para que su diagnóstico sea rápido y preciso. Es necesario establecer esos circuitos de derivación que permitan agilizar los tratamientos, sin sobrecargar a los servicios que ya de por sí están muy saturados».