Hay un tipo de cáncer que, como si fuera un parásito, se transmite entre berberechos a través del Océano Atlántico.
Es una enfermedad similar a la leucemia. En ella, las células tumorales son capaces de escapar del animal que las alberga y, a través del mar, llegar a un nuevo espécimen y provocarle un nuevo tumor.
Un equipo de investigadores del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela dirigidos por José Tubío, ha conseguido secuenciar genéticamente por primera vez estas dos clases de tumores transmisibles entre berberechos que «representan un paradigma en el mundo del cáncer» y cuyo estudio «podría revelar cuestiones relevantes acerca de cómo evolucionan los cánceres transmisibles en particular y el cáncer en general», tal y como desgrana Tubío.
El trabajo, cuyos detalles se publican en el último número de Nature Cancer, es parte del proyecto ERC Starting Grant SCUBA CANCERS, que arrancó en 2017 para estudiar las causas genéticas de este cáncer capaz de transmitirse a través del mar entre bivalvos.
«En 2017 muestreamos toda la costa europea, desde Marruecos hasta Rusia, en la búsqueda de estos tumores. Encontramos animales infectados en España, Portugal, Francia, Inglaterra e Irlanda, mientras que los países más norteños del continente europeo parecen, en principio, estar libres de esa enfermedad. En total se estudiaron casi 7.000 berberechos, y se identificaron unos 400 individuos infectados con este tumor parasítico», señala Tubío.
Con los animales infectados en la mano, los investigadores procedieron a estudiar sus genomas con el objetivo de «estudiar las causas genéticas de la enfermedad e indagar cuestiones sobre su origen».
Para ello, primeramente, los científicos debieron obtener el genoma de referencia del berberecho, «un esfuerzo brutal» que no se dio por concluido hasta 2020.
El análisis de las secuencias genéticas de los animales infectados puso de manifiesto en primer lugar que la enfermedad que habían observado en berberechos en distintos puntos del Atlántico eran en realidad dos tipos de cáncer «que habían surgido de manera independiente a lo largo de la historia».
No se transmiten a los humanos
«No hemos podido determinar con exactitud la longevidad de estos tumores, pero los datos nos llevan a concluir que, sin duda, son tumores milenarios», uno de los cánceres más antiguos que se conocen, que surgieron hace miles de años y llevan todo ese tiempo transmitiéndose a través del mar, señala Tubío, quien subraya que este tipo de tumores no pueden transmitirse a los humanos y sólo se propagan entre berberechos susceptibles.
El hallazgo más sorprendente para el equipo de científicos fue constatar que estos tumores de berberecho tienen un genoma muy inestable y desestructurado. Así, comprobaron que las células cancerosas dentro de un solo tumor contienen números muy diferentes de cromosomas, algo que no se observa en otros cánceres contagiosos. Según explica Tubío, los cánceres contagiosos se descubrieron recientemente gracias a los avances del campo de la genética. Actualmente sólo se conocen cánceres contagiosos en perros, demonios de Tasmania y varias especies marinas.
En este caso, las células tumorales presentaban una gran variabilidad de cromosomas y una estructura muy alterada.
Por ejemplo, según el trabajo, algunas células contenían tan solo 11 cromosomas y otras hasta 354 mientras que el número de cromosomas en las células sanas de un berberecho normal es siempre 38 (16 pares de cromosomas).
Esto es sorprendente, indica en una nota de prensa el equipo gallego «ya que las células cancerosas humanas no pueden sobrevivir a altos niveles de inestabilidad cromosómica, aunque los niveles moderados a menudo hacen que los tumores tengan más probabilidades de propagarse a otros órganos y volverse resistentes al tratamiento».
«Creemos que estas mutaciones estructurales son los eventos secundarios que han hecho evolucionar el tumor. Esta última cuestión representa uno de los puntos más importantes del trabajo: ¿cómo es posible que un tumor que tiene un genoma tan deteriorado pudiera sobrevivir durante miles de años? Esta pregunta no tiene respuesta todavía y será el objetivo de investigaciones futuras«, comenta el investigador del CiMus.
El trabajo también sugiere que estos cánceres contagiosos se originaron en el tejido de la hemolinfa, la ‘sangre’ de los berberechos, se han propagado lentamente a través de las poblaciones europeas de berberechos acumulando mutaciones diversas y capturando ocasionalmente mitocondrias de las células huésped como reemplazo de las suyas propias cuando se dañan.
«Cuando me plantee el proyecto me plantee estudiar estas metástasis contagiosas en el agua, porque al fin y al cabo se comportan como metástasis, que pueden ayudarnos a comprender mejor en general cómo funciona el cáncer y cómo funciona la metástasis», señala Tubío.
«Una vez concluido el proyecto creo que una de las cuestiones más interesantes para seguir investigando es la inestabilidad genómica«, remarca el investigador.
«¿Cómo es posible que un tumor con un genoma tan tremendamente degenerado pueda sobrevivir durante miles de años?», se plantea.
«A corto plazo el impacto más claro de la investigación es en veterinaria, en control de mercancías y seguimiento de estos tumores parásitos en las costas», pero abre muchas vías para seguir investigando la capacidad de supervivencia y evolución que tienen los tumores, concluye.
