Ni ostras, ni chocolate, ni miel. A pesar de lo que cuente la leyenda, los afrodisiacos no existen. Sin embargo, casi todos los mitos tienen una patita de realidad a la que alguien se agarra como una garrapata para construir toda una mentira. Y no siempre con mala intención. Simplemente queremos creer en la magia, especialmente con los temas que más nos interesan como en este caso, el tema sexual.
CASANOVA Y LAS OSTRAS
La leyenda cuenta que Casanova se zampaba 50 ostras antes de meterse en faena. Pim-pam-pim-pam. ¿Tiene esto algún sentido? Lo cierto es que las ostras tienen zinc y que el zinc es necesario para producir la testosterona y los espermatozoides. Algún avispado hizo la regla de tres y pensó: si las ostras tienen mucho zinc y el zinc produce testosterona y espermatozoides. Por tanto, si como muchas ostras tendré mucha testosterona y por tanto muchos espermatozoides.
¿Qué falla en la teoría de Casanova?
No es por ser aguafiestas pero a la teoría de Casanova le fallan dos cositas. Lo primero es que no hace falta dejarte el sueldo en ostras porque con la comida de andar por casa también se pueden conseguir las necesidades de zinc sin problema. El zinc está en muchos alimentos que tomamos a diario como carne, pescado, cereales integrales o frutos secos. Vamos, que la ostra queda muy guay y glamourosa pero el zinc está más repartido que el gordo de la Navidad.
Por otro lado, Casanova no controlaba el detalle de que pasarse de zinc tiene efectos adversos. Inflarse de ostras puede ser un tiro en el pie… o más bien en la pierna porque el exceso de zinc puede bloquear la absorción de cobre. Si te inflas de ostras con mucho zinc como Casanova y no dejas que se absorba el cobre, el cobre se acumula. Y este exceso puede ocasionar problemas neurológicos que incluyen entumecimiento y debilidad en los brazos y las piernas. Vamos, que Casanova lo que quería es que comiendo ostras es que le temblaran las piernas… pero por otra cosa.
MOCTEZUMA Y EL CACAO
Si Casanova se zampaba 50 ostras antes de meterse en faena, Moctezuma se zampaba 50 copas de cacao con agua y especias.
En vez de pim pam, este iba glú glú.
Moctezuma se tomaba su verdadero desayuno de los campeones en copas de oro. Y cuando llegó allí Hernán Cortés y le ofrecieron cacao en semejante recipiente, flipó. Pero claro, no por el cacao, sino por el oro. Hernán por lo visto conquistaba más mujeres que pueblos y los afrodisíacos los llevaba ya en vena. De hecho a Hernán le hizo tilín la hija de Moctezuma y allí ocurrió algo turbio. Tan turbio que la hija de Moctezuma tuvo una criatura de Hernán y la madre nunca la reconoció como su propia hija al no ser deseada. Pero este es un melón que dejamos para otro día porque yo he venido aquí a hablar de chocolate.
¿Realmente el chocolate es afrodisiaco?
Es cierto que el chocolate que bebía Moctezuma tiene feniletilamina (FEA) que es un neurotransmisor que tiene un efecto estimulante y libera dopamina. Lo llaman «la droga del amor» porque se produce cuando nos enamoramos (curioso, por cierto, que a la droga del amor la llamen FEA).
En realidad comemos chocolate y azúcar en general, alimentos que calman nuestra ansiedad, por varios motivos. Nos generan una sensación de placer y además la ansiedad despierta algunos mecanismos en nuestro cuerpo que también se ponen en marcha cuando tenemos hambre.
La realidad es que no hay ningún estudio concluyente que vincule el consumo de chocolate con mayor vigor. Es verdad que el cacao, al estimular la liberación de dopamina puede predisponerte a mantener relaciones más satisfactorias. Pero, insistimos, el deseo vuelve a depender de muchos factores.
LA MIEL… Y LA LUNA DE MIEL
Cuenta la leyenda que en la Edad Media a las parejas de recién casados les daban hidromiel, la bebida alcohólica más antigua del mundo que se hizo famosa gracias a Juego de Tronos. La hidromiel era una mezcla de miel y agua que se fermentaba con levadura hasta transformarse en una especie de brevaje con alcohol.
Se lo daban a los recién casados para que bebieran durante el primer mes de matrimonio -de ahí viene lo de luna de miel- con la idea de que se pusieran más cariñosos y trajeran criaturas al mundo. Pero la realidad es que las propiedades estimulantes de la hidromiel están más relacionadas con el alcohol que con la miel. Independientemente de la variedad de miel.
IMPORTANTE: EL DESEO IMPORTA
En el hipotético caso de que inflándonos a ostras y a chocolate la cosa se pusiera en marcha, no olvidemos que el deseo es necesario y es multifactorial. En el deseo influyen factores fisiológicos entre los que tiene sentido cuidar la alimentación pero en él también influyen factores psicológicos, pasando por el consumo de fármacos.
¿Y por qué a mí me funciona? Recordemos: los afrodisiacos no existen pero el efecto placebo sí.