Uno de cada cuatro españoles sufren dolor crónico. Concretamente, y según datos del último barómetro del dolor crónico presentado el pasado mes de abril, el 26% de los ciudadanos sufre esta enfermedad que condiciona su vida diaria.
Un porcentaje de personas que ha ido en aumento en los últimos años y cuya única esperanza en muchos casos es acudir a una Unidad del Dolor donde, a través de diferentes técnicas y fármacos, logren devolverles la calidad de vida que les fue arrebatada.
¿Cuándo un dolor se considera crónico?
Para que un dolor pase a considerarse de este modo tiene que aparecer más de cuatro días a la semana y durar más de tres meses. Vivir durante todo el día con un dolor que te incapacita para ir a la compra, a trabajar o hacer las tareas domésticas es terrible, al que hay que sumar la incomprensión de gran parte de la sociedad.
¿Cuál es el perfil de los pacientes?
El perfil más habitual del paciente con dolor crónico es el de una mujer de entre 55 y 75 años, con un bajo nivel adquisitivo y malos hábitos de vida. Ellas lo sufren más que ellos, concretamente la prevalencia es del 31% frente a un 21%.
Por localización el dolor más común es el de espalda, generalmente por escoliosis o protusiones que no pueden operarse, seguido por el producido por artrosis de rodilla, cadera y hombro. En tercer lugar estaría el dolor de origen oncológico.
Pero, ¿el dolor es un síntoma o una enfermedad?
Desde Semdor, la Sociedad Española del Dolor, lo tienen claro: «El dolor crónico no es un síntoma, es una enfermedad en sí misma. Pasados tres meses desde el inicio del dolor, éste se transforma en una enfermedad porque se generan unos circuitos de memoria que se siguen recordando aunque el paciente se cure».
¿Qué es una Unidad del Dolor?
Es una unidad del hospital especializada en el control del dolor en todo el amplio sentido de su palabra, es decir, el dolor crónico pero también el que se produce tras una intervención quirúrgica, un traumatismo o por una infección. En el caso de los dolores crónicos muchos de ellos no tienen cura, pero sí se pueden aliviar.
¿Cómo tratan el dolor en estas unidades?
En los últimos años han aparecido avances que les permiten emplear diferentes técnicas para tratar de aliviar los dolores de los pacientes, y no únicamente el uso de potentes fármacos.
Desde el uso de dispositivos de radiofrecuencia que actúan sobre los nervios afectados hasta electrodos de estimulación medular que buscan cortar la transmisión de señales nerviosas del dolor antes de que lleguen al cerebro, pasando por el empleo de tratamientos regenerativos con plaquetas y células madre o bloqueos nerviosos.
Pero el abordaje del dolor crónico en estas unidades es siempre multidisciplinar, no únicamente empleando técnicas o fármacos, si no incluyendo fisioterapia o apoyo psicológico, entre otros.
¿Qué tipos de dolores tratan?
Los producidos por problemas de salud como la estenosis del canal medular, neuralgias del trigémino, fibromialgias, neuralgias postherpéticas, dolor de origen oncológico, dolor postquirúrgico… el abanico es muy amplio.
Los fármacos que usan, ¿crean adicción?
A un paciente que llega a esta unidad no se le prescribe un opioide potente como el fentanilo nada más entrar por la puerta, antes de llegar a él se prueba con otros fármacos siguiendo la conocida «escalera analgésica de la OMS«.
El fentanilo estaría en el tercer escalón de esa escalera, y antes de llegar a él tenemos los medicamentos no opioides como el metamizol o el diclofenaco y los opioides débiles como el tramadol. Incluso antes de pasar a ese tercer escalón se combinan fármacos de los dos primeros peldaños.
Pero es cierto que los opioides de ese tercer escalón pueden crear dependencia, y por ello y a fin de tratar de evitarlo en estas unidades recurren a un sistema de rotación de fármacos.