Cuando uno sale fuera de España y viaja a países como Finlandia, Suecia o Japón descubre hábitos de vida diferentes a los que acostumbramos a tener en nuestro país. Sin duda uno de los que deberíamos imitar es el hecho de quitarse los zapatos nada más llegar a casa, y no tanto por comodidad, por razones religiosas o por aquello de que los pies se muevan con total libertad, si no porque sin saberlo estamos poniendo en riesgo nuestra salud y especialmente la de nuestros hijos.
¿En qué países existe esta costumbre?
El no permitir la entrada en casa con el calzado de la calle es una costumbre muy común en países asiáticos y del Medio Oriente. En nuestro continente son los ciudadanos de los países del norte de Europa los que tienen más arraigada esta costumbre, y no tanto en España, Portugal o Italia, aunque en nuestro país cada vez se va extendiendo más.
¿Qué dice la ciencia?
Uno de los estudios más recientes es el realizado en el año 2008 por el Dr. Charles Gerba, microbiólogo y profesor de la Universidad de Arizona, y que además arroja resultados muy claros. Para esta investigación repartió pares de zapatos nuevos a un grupo de personas, les pidió que los utilizaran en su día a día y los recogió para analizarlos transcurridos quince días.
El resultado no dejaba lugar a dudas: cada par de zapatos, de media, llevaba adheridas a las suelas 421.000 bacterias. Más de las que podemos encontrar en el asiento de un inodoro.
Esas bacterias de las suelas, ¿se pegan a las baldosas?
Correcto. Esas cientos de miles de bacterias no se quedan pegadas a las suelas sin afectar a nada más. En otra fase del estudio pudieron comprobar que, en el 90% de los casos, un número considerable de ellas se quedaban adheridas a las baldosas y a la tarima de casa. Del suelo de la calle al suelo de nuestro hogar.
¿Cómo pueden llegar a infectarme esas bacterias?
Tocar con las manos las suelas de los zapatos y después llevarlas a la cara parece poco habitual, ya que no solemos tocarlas, pero si apoyamos nuestras manos en el suelo de casa o si comemos algún alimento que haya caído, entonces sí podemos infectarnos.
Si tengo niños en casa, ¿el peligro es mayor?
Totalmente, igual que si viven personas con un sistema inmunitario debilitado. Los niños gatean, juegan tumbados casi en cualquier parte de casa, apoyan sus juguetes en el suelo, llevan las manos del suelo a la boca… y por ello las medidas de higiene tienen que ser más estrictas. Caminar con el calzado de la calle por las superficies donde ellos juegan puede poner en riesgo su salud.
¿Serviría limpiar las suelas de los zapatos?
Es cierto que si limpiamos las suelas con agua y detergente desaparecerán la práctica totalidad de esos microorganismos, algunos estudios hablan de hasta un 99%, pero no es una práctica que la mayoría de las personas podamos incorporar a nuestro día a día. Deberíamos concienciarnos más en lavar nuestras manos frecuentemente y dejar a un lado el limpiar las suelas.
¿Qué peligros pueden tener esas bacterias?
Los microorganismos que este investigador encontró en mayor concentración son e-coli, klebsiella pneumoniae, serratia, c-difficile y s-aureus. Todos ellos son más que conocidos y responsables habituales de problemas de salud como infecciones intestinales que cursan con diarreas y vómitos, infecciones del tracto urinario, conjuntivitis, neumonías… Enfermedades que pueden tener importantes consecuencias en personas inmunocomprometidas.
Navidad: un buen momento para empezar
Dentro de unos días las visitas a otras casas para comer o cenar en familia se multiplicarán, y puede ser un buen momento para preguntar al anfitrión si prefiere que dejemos los zapatos en la entrada.
Disponer de zapatillas de usar y tirar o calcetines con suela antideslizante de diferentes tallas puede ser una buena opción para animar a los invitados a que se descalcen.