Son los guardianes de los enfermos. Las enfermeras, grupo del que el 80% son mujeres, utilizan todos los verbos relacionados con el cuidado; ayudan, salvan y preservan. Y lo hacen no tanto por una vocación innata con la que nacieron, sino por su creencia de que quienes se dedican a ella tienen valores inherentes de servicio público, ayuda, compasión y compromiso.
Laura Villaseor siente así la diferencia entre una incomprendida vocación de abnegación y los importantes valores del ejercicio de la profesión sanitaria. Ahora es el presidente del Sindicato de Enfermeras (Satse). a Un camello raro entre los representantes de las organizaciones sindicales debido a la condición de la mujer. Sin embargo, combina muchas características de la profesión que representa y practica. Ahora estoy centrado en mi trabajo bajo la dirección de Sace, afirma.
A partir de aquí espera poder convertirse en una palanca para mejorar la situación de su grupo. reconocimiento profesional y económico que no se consigue y que se ve debilitado por un desgaste que erosiona los valores y el entusiasmo. Porque afirma contundentemente que su profesión es cara. Es maravilloso, nos encanta, pero queremos hacerlo bien.
La epidemia sirvió para revelar la vergüenza de un sistema sanitario que funciona incansablemente gracias a sus profesionales. Y uno de los grupos de mayor peso es el de Enfermera. Después de todo, es como chocar contra un muro de carga todo el tiempo. Creo que durante Covid, el trabajo que realizan las enfermeras realmente salió a la luz por primera vez. Trabaja en primera línea, en UCI y hospitales, pero también en centros de atención primaria y atención domiciliaria. En colegios y puntos de vacunación.
Villaseor quiere disipar mitos y leyendas. En la conversación con no deja de enumerar todas las actividades que realizan. Porque muchas veces nos quedamos con un “¡Oh! Sí, enfermeras, qué bonito trabajo. Cuando fui a hacer la prueba, me tomó la mano y dijo: Las enfermeras tenemos ese valor inherente de humanidad, pero aportamos mucho más.
«Necesitamos programas de retención de talento y condiciones laborales estables para atraer profesionales que regresen»
Durante el Covid, recuerden, remodelaron los centros de salud para acomodar las unidades y poder atender a las personas que llegaron en la avalancha. Tuvimos que organizar el personal disponible para las campañas de vacunación. Planeamos realizar pruebas…
Todo eso ocurrió hace más de cuatro años. No vieron recompensa a ese esfuerzo, por el que fueron aplaudidos durante varias tardes. La situación sigue igual, incluso ha empeorado en algunos niveles, como en la atención primaria. Villaseor lamenta que la conversación predominante sea sobre la falta de médicos. También enfermeras. Además es un grupo excelentemente formado en España y muy apreciado en el extranjero. También perdemos enfermeras y enfermeros cada año. Y por eso hay escasez de especialistas en los centros de atención primaria.
Espera que el ministerio que preside Mónica García tome nota de una de sus peticiones para conocer el estado de la profesión de enfermería en España. El último estudio de necesidades de enfermería que se realizó a nivel nacional fue realizado por el Ministerio de Salud de Trinidad Jiménez en el año 2010, lamentó. No dudaron en trasladar el problema a las estructuras europeas. Estábamos hablando en una conferencia en el Parlamento Europeo en Bruselas sobre la enorme escasez de enfermeras en España.
Al mismo tiempo, habría que redefinir las profesiones de enfermería, no sólo las clásicas (pediatra, matrona, cirujano…), sino también las emergentes, porque la profesión ha avanzado mucho en 40 años. Hemos hablado con el Ministerio para intentar cumplir el papel consolidado que debe jugar para que las profesiones se implementen adecuadamente definiendo qué puestos pueden ser cubiertos por qué profesionales. Los auténticos son los inventos que acomete cada comunidad autónoma, que crea y transforma plazas sin normas, exige el presidente de Sace.
Hay muchos frentes que actualmente están abiertos. La semana pasada se anunciaron nuevas directrices de prescripción para enfermeras, que permiten la prescripción de medicamentos para dejar de fumar y anestésicos locales. A ellos se suma en enero hacerlo con ibuprofeno y paracetamol para tratar la fiebre. Estas directrices suponen un nuevo paso en el camino dictado por el Real Decreto de Orientación de Enfermería de 2018, un camino que, aunque largo, ya lleva tiempo dando frutos.
«Somos el motor del sistema sanitario, hay una enfermera en todos los procesos clínicos».
Desde un punto de vista práctico y sin querer crear disputas estériles, la participación de los enfermeros en la prescripción de medicamentos tiene como objetivo maximizar la eficacia y eficiencia de la atención y facilitar la disponibilidad de actividades relacionadas con los medicamentos, evitando o reduciendo citas o retrasos innecesarios. .
Villaseor acostumbra a explicar y poner sobre la mesa las necesidades de la profesión. Lo ha estado haciendo desde que tuvo que discutir en casa por qué eligió Enfermería antes que Medicina. Y también tenía que escuchar lo típico. Pero con esas notas… Esos valores de servicio público nacieron en él tras trabajar como voluntario en su juventud. Decidí que quería cuidar de los demás, pero formarme en los mejores centros, la Escuela de Enfermería de la Universidad de La Paz, Universidad Autónoma de Madrid. En este exigente centro recibí no sólo la formación teórica necesaria, sino también valores que me permiten conectar con las personas y desarrollar la empatía.
Eso es lo que les obliga a aceptar cosas que no serían aceptables en otras situaciones y que están históricamente retrasadas. ¿Cuál? Profesión inestable con contratos intermitentes desde el punto de vista laboral. Trabajo que interfiere en la conciliación con la vida. Ya no es porque tienes hijos o estás cuidando a tus padres ancianos… Es porque quieres saber qué puedes hacer mañana por la tarde cuando salgas a las 15:00 y qué planes puedes tener los fines de semana. Pero si te llaman para cambiar de turno o te contratan por unos días, sabes que no puedes.
Por eso admite que mantener la compasión es todo un desafío. No podemos ver la negatividad que nos rodea. En realidad no lo hacemos, subraya. Porque si empiezas a enumerar las batallas que el presidente Satse tiene por delante, corres el riesgo de caer en la desesperación. Con la pandemia surgieron una serie de expectativas de reconocimiento dentro de la profesión que no se materializaron. Y esto generó frustración, agotamiento y desmotivación en la profesión. Ahora mismo está llegando a un nivel inestable e incluso tenso, afirma.
«Tenemos nuestras competencias y no queremos más, cada uno tiene su papel y tenemos que ser eficientes en el sistema».
Lamenta no haber visto el valor de tener la imagen de una enfermera en las escuelas. Tuvimos un papel durante el Covid, pero el papel va más allá de la mera puntualidad. Somos el enlace con los centros de atención primaria y somos los primeros en responder ante situaciones de riesgo. [situaciones de violencia en casa, bullying en el centro escolar, salud mental]. Además, podemos proporcionar prevención primaria frente a determinadas enfermedades. Exigir que este número no se venda como extra en la escuela que pueda permitírselo. No podemos dar por sentado que tener una enfermera en la escuela sea un lujo.
Por ello, se destaca cómo se ha perdido el verdadero significado de la salud comunitaria, que debe implementarse en los centros de atención primaria. Esta profesión, que fue creada en 1978, hoy no responde a su misión de promoción de la salud y prevención de enfermedades. Se ha convertido en una consulta habitual en un centro especializado. Una situación que se observa en cualquier centro y que perjudica directamente al paciente. Se nos hace la boca agua cuando hablamos de transformar el modelo de Atención Primaria. Su gesto transmite falta de convicción cuando aborda el tema. ¿Vamos a hacer verdadera atención primaria? DE ACUERDO. Así que proporcionemos los profesionales de la salud, médicos y enfermeras necesarios. Y eliminemos el papel del filtro especialista o hospitalario.
Villaseor sostiene que ha llegado el momento en que es urgente transformar este sistema de atención médica patriarcal centrado en la medicina. Además, también es necesario mirar más allá de la patología, es una bolsa interminable de lágrimas. Y evitar enfermedades sería más rentable. La promoción de la salud ayuda a evitar la diabetes, la obesidad, los problemas cardiovasculares, el tabaquismo, el cáncer…
Invertir en prevención es una cuestión constante que reclama el presidente de Sace, pero también otros grupos. Aunque este requisito no se refleja en la política de impacto específica. No ven los ahorros, sólo ven los costos, no ven las inversiones futuras. La labor de educación sanitaria que pueden realizar las enfermeras se considera un complemento al resto de sus apretadas agendas. ¿Cuáles son los costos de la hipertensión? ¿Cuáles son los costos de la hipercolesterolemia? ¿Cuáles son los costos del cáncer? Villaseor se ilumina en este punto. La sobrecarga de trabajo reduce las posibilidades de los especialistas. no tienen el tiempo ni los recursos para identificar y resolver patologías y educar a los pacientes sobre su enfermedad. La enfermera no puede ser quien complete al paciente, le explique el tratamiento, monitoree la cronicidad. [revisiones de pacientes diabticos, hipertensos…]. Las enfermeras son el motor del sistema de salud, son quienes mantienen funcionando el sistema de salud, están en todos los procesos clínicos.
Y no sólo la atención puramente médica, sino también sociosanitaria. Somos el vínculo con otros recursos de ayuda, como un trabajador social o un médico de rehabilitación. También con centros de media y larga estancia. Su papel será más evidente en los próximos años, a medida que las necesidades de atención seguirán creciendo, ya que tenemos una población cada vez mayor con más problemas crónicos, más comorbilidades y vivirán más tiempo.
¿Y qué soluciones se vislumbran? Ahora todo es digitalización, lamenta. Se invirtieron millones en tecnología, datos… Pero la inteligencia artificial no se va a hacer cargo del paciente. Hay más que nuevas técnicas y herramientas. Son las enfermeras quienes identifican estas necesidades y problemas potenciales. Realizamos diagnósticos de enfermería. Y arriesgándose a otro debate con los médicos, aclara que ellos tienen claras sus competencias y no quieren más. No queremos jugar al médico ni apoderarnos de su trabajo. La falta de uno no puede solucionarse con el otro. Todo profesional debe tener la capacidad de desarrollar al máximo sus habilidades. Siempre he dicho que hay que ser eficientes en el sistema.
Este camino hacia la eficiencia profesional no puede pasarse por alto. Estábamos agobiados por el pasado de abnegación que las monjas desempeñaban en su labor asistencial. Ahora los tiempos son diferentes y Villaseor afirma que necesitamos programas de conciliación para compatibilizar la vida personal con la laboral. Pero también prevé preservar el talento que se está formando y situaciones laborales estables que sirvan para recuperar el talento ya perdido, subraya.