La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha observado que: Entre el 5% y el 15% sufren de soledad, aunque se cree que esta cifra es una estimación muy baja.
«Es un estereotipo pensar que sólo se puede estar o sentir soledad en la vejez. La soledad también afecta a niños y adolescentes», explica. Michaela CastiglioniProfesor de Educación de Adultos y Mayores en la Universidad de Milán-Bicocca.
La OMS reconoce que los efectos a largo plazo de la soledad en todas las etapas de la vida y especialmente durante 19 a 29 añosrepresenta una amenaza para la salud física y mental.
Por ello, la organización ha creado una Comisión de Conexiones Sociales integrada por políticos, líderes de opinión y diversos expertos, que entre 2024 y 2026 deberá abordar la amenaza de la soledad así como: decisiones y estrategias de intervención.
El papel de la escuela
«La escuela también tiene su papel, en nuestras clases educación emocional, es decir, aprender de las propias emociones, que no es una asignatura, sino una forma de hacer escuela», subraya Castiglioni.
«Uno de los mejores antídotos es educar sobre la soledad desde una edad temprana. Hoy en día, el día de un niño de cinco a seis años está casi tan planificado como el día de un adulto. No hay lugar para estar un poco solo, para el aburrimiento, lo que impulsa al niño a pensar, imaginar, soñar, crear, estar en su entorno y no tener miedo a la soledad. Equilibrar esta soledad y tu forma de relacionarte con los demás es una experiencia importante para tu desarrollo emocional y tu bienestar interior y exterior. Es el espacio donde el niño muy pequeño siente que puede tolerar la ausencia de su madre, no sólo porque ella regresa, sino también porque, en cierto sentido, puede «recrear» su presencia con la famosa manta del Proyecto Linus o con ella. él mismo. osito de peluche».