En nuestro país, las cifras del “enfermedad del olvido” no paran de crecer. Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer. No en el mundo. Diez millones de personas reciben un nuevo diagnóstico Sobre esta enfermedad neurodegenerativa, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).
August Deter tenía 51 años y había sido diagnosticado más de un siglo antes (1901) por Alois Alzheimer, el descubridor del trastorno neurológico. Casi se ajusta al perfil del paciente típico, más del 65% de los casos en mujeres, y el 90% en personas mayores de 65 años.
Hoy puede ser candidato a recibir lecanemab. Medicamento destinado a su uso en las primeras etapas de deterioro cognitivo o demencia y en presencia confirmada de patología beta amiloide. Si el Alzheimer hubiera tenido acceso a esto y a las pruebas de imagen y analíticas para confirmar el daño, lo habría prescrito. Pero ni él ni los nueve millones de europeos que hoy lo padecenpuede acceder a este medicamento.
Durante más de 123 años, millones de pacientes y sus familias han enfrentado el dolor de la enfermedad. Una patología que borra poco a poco la memoria y encierra al paciente en un cuerpo que a veces ni siquiera reconoce.
«Llevábamos más de 20 años sin ninguna terapéutica nueva.. Y llegó. Pero en Europa no podemos utilizarlo», lamenta Pascual Sánchez, neurólogo y director científico de la Fundación para el Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), adscrita al Instituto de Salud Carlos III, que cuenta con el apoyo y financiación adicional del Fundación Reina. .
¿Por qué aún no existe una cura para el Alzheimer?
El pasado mes de julio, el Comité de Medicamentos de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) emitió un dictamen negativo sobre la autorización del lecanemab (nombre comercial Leqembi) desarrollado por los laboratorios Biogen y Eisai para la enfermedad de Alzheimer.
Pero en realidad, explica Raquel Sánchez, «la EMA no dijo que no». El coordinador del Grupo de Investigación en Comportamiento y Demencias de la SEN aclara que «a estas alturas es sólo una valoración» y que la empresa está «en el proceso de hacer alegaciones para presentar los datos que la agencia considere».
Pese a este punto, que también describe el director científico de la Fundación CIEN, lo cierto es que «Hay muchos pacientes que estarán felices de aprovechar el riesgo. se le atribuye a la medicina porque las opciones son nulas”, afirma.
Desde Europa, el comité destacó que la eficacia de este fármaco intravenoso para retrasar el deterioro cognitivo no supera el riesgo y beneficio de los graves efectos secundarios asociados. El CCHMP ha contribuido a la aparición frecuente de anomalías en las imágenes relacionadas con el amiloide (ARIA), que incluyen inflamación y hemorragias potencialmente mortales en el cerebro.
Ambos expertos españoles aseguran que «este efecto es manejable». Pero “si quieres más seguridad, dale una oportunidad”. designación restrictiva como en el Reino Unido«, explica el portavoz de la SEN. Es decir, “no todos los pacientes con fenotipo APOE 44 serán candidatos porque son los que tienen mayor riesgo de sangrado. Y también los que toman anticoagulantes», explica Sánchez.
«Sólo si empezamos a tener experiencia en la clínica podemos tener más datos en la vida realalgo que exige la EMA, y podremos implementar una farmacovigilancia post aprobación que proporcione una mejor relación beneficio-riesgo”, explica el director de la Fundación CIEN.
Lo cierto es que ya son muchos los países que han dado luz verde al fármaco después de EE.UU. a principios de año. «Canadá, Japón, Reino Unido… ya pueden administrarlo a las víctimas«, subraya envidiar Coordinador KAPK. «Perdemos la oportunidad de actuar en un grupo específico de pacientes en la etapa inicial, a quienes no les sucederá nada después de un tiempo, cuando se desarrolle la neuropatía», afirma.
¿Cuáles son los beneficios del lecanemab?
Desde la publicación de los datos de eficacia en la revista. La revista de medicina de Nueva Inglaterra Se abrió un nuevo capítulo en el campo de la enfermedad de Alzheimer. Luego se demostró que tomar el fármaco cada 15 días podía ralentizar el deterioro cognitivo en un 27% después de 18 meses de tratamiento. “Es un hecho modesto, sí. Pero tiene un gran impacto en la clínica”, afirma Sánchez.
«Por supuesto, nos gustaría tener más experiencia y recopilar más datos, pero esto ya podemos verlo en la vida real. En Estados Unidos ya se han obtenido buenos resultados», subraya el director de la Fundación CIEN.
Los datos de eficacia ya muestran una reducción significativa del empeoramiento en comparación con el placebo. Además, el fármaco tiene un potente efecto reductor de los depósitos de amiloide, del 50% por año de tratamiento. El coordinador de la SEN explica que «estamos hablando de que tenemos una ventana terapéutica limitada para este fármaco, no es para todos» y, aunque sea más limitada «por seguridad, como en el Reino Unido, no habrá ser; pacientes que pueden beneficiarse.»
Otra cosa, como menciona Raquel Sánchez, serán los costes del tratamiento, que tendrán un segundo debate sobre cuándo deben incluirse en la cobertura de nuestro país. «Hasta entonces, seguirá ahí», admite. Para los neurólogos esto es importante porque todo lo que hay en su botiquín son «medicamentos que alivian los síntomas, no los modifican».
«Estamos tardando más, pero ya hemos abierto la puerta a una nueva generación de fármacos que van a cambiar el curso del Alzheimer», subraya Sánchez. Cabe señalar que a lecanemab le siguió Donanemab (Kisunla) de Lilly, que tiene luz verde en EE.UU. desde este mes de julio. Ambos tienen la misma indicación: pacientes en etapas tempranas de demencia y que confirman la presencia de beta amiloide.