Hay personajes que todavía están asociados con hechos históricos. Y para todos los españoles con capacidad de memoria, es inevitable que se asocie al Covid con Fernando Simón. Hace tres años, el Director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Salud se encargó de explicar la evolución de los casos y las decisiones que se tomaban casi a diario durante la fase más aguda de la enfermedad Covid.
Desde el 31 de enero de 2020, cuando se confirmó el primer caso en la isla de La Gomera, hasta principios del verano de 2021, cuando se produjeron los contagios masivos en los viajes de estudiantes a Mallorca, allí estuvo Simón. Primero, diariamente, luego sus apariciones se redujeron a dos veces por semana. Incluso, contagiado, hizo alguna que otra intervención desde su domicilio, a finales de marzo de 2020. Aunque empezó a aparecer solo, a medida que la epidemia se complejizó, empezó a tener ‘mates’ en las ruedas de prensa. Durante las semanas más duras del confinamiento intervinieron con él representantes de los Ministerios de Defensa, Interior y Transportes. Además de Salvador Ella, quien está a cargo del expediente sanitario hasta enero de 2021.
Sanidad ha elegido un vocero técnico, un epidemiólogo, para tener en cuenta las decisiones que se han ido tomando a lo largo de la evolución de la pandemia. «Se quemó a sí mismo como una figura pública». Esta es la conclusión a la que llegan muchos epidemiólogos y profesionales de la salud pública. En ciencia aprendes algo todos los días y no hay nada escrito. “Nos enfrentábamos a un nuevo virus y sucedían cosas nuevas todos los días. Había cosas nuevas en la comprensión de cómo se comportaba el virus y eso cambiaba las decisiones”. En definitiva, no había una pedagogía sobre cómo funcionaba el avance del conocimiento científico y esto pasó factura.
Mientras el Covid, las cifras de muertos diarios y el confinamiento de esos días pasan a ocupar un lugar lejano en la memoria de la sociedad española, están los argumentos de Simón que siempre serán citados. “España no tendrá más de un caso diagnosticado”, añadió. «No es necesario que los residentes usen máscaras». «Es menos lo mismo estar bajo Easter Lane que mantener la distancia». «Si mi hijo me pregunta si puede ir [a la manifestación del 8M] Le diré que haga lo que quiera. «Estos son solo algunos ejemplos.
Durante los meses de julio y agosto de 2021 cobran mayor importancia Silvia Calzon, Secretaria de Estado de Salud, y María José Sierra, N° 2 de CCAES. Y se hizo invisible. Luego, poco a poco, se desvaneció. Carolina Daria, Ministra de Salud, ha tomado la delantera en comunicación desde entonces.
A medida que avanzaban las nuevas oleadas hacia fines de 2021 y 2022, cada vez tenían menos espacio dentro de los canales oficiales de salud, pero las manifestaciones reunidas afuera mantuvieron la influencia de los medios. Las apariciones de Fernando Simón se han limitado a participar en foros, seminarios y congresos de salud pública. Esta fue la única forma en que los medios recogieron cualquier posición y opinión que tuviera sobre la situación actual de la epidemia en ese momento. Esto le devolvió a un segundo plano, más «discreto», en el que se sentía más cómodo, según admitió en algunas de esas apariciones de carácter profesional.
Volver a la normalidad
Pero Simon sigue al frente de CCAES, analizando con su equipo las nuevas alertas que van apareciendo y manteniendo su actividad profesional habitual. Continúa participando en publicaciones científicas. uno de los últimos Lecciones de la vigilancia de COVID-19. Necesidad urgente de una nueva vigilancia de la salud pública. Informe SESPAS 2022, en el que, junto a Sierra, 2º de la CCAES, y otros profesionales de la salud, repasa lo ocurrido en las primeras oleadas de Covid, e incluye «los cambios profundos necesarios en la vigilancia de la salud pública, que deben integrarse en todos los niveles auxiliares». A ello, añade, “la importancia de la coordinación en materia de salud pública en un país descentralizado, sobre todo cuando nos enfrentamos a situaciones de crisis”.
Y otro último trabajo de enero de este año, Levantamiento de las medidas de mitigación del COVID-19 en España (Mayo – Junio 2020), indica el efecto de las medidas de confinamiento. Afirma que «la recopilación y el análisis sistemáticos de información y el diálogo interregional lograron un control suficiente del proceso». Esto ayudó a mejorar la situación epidemiológica, “pero, sobre todo, se incrementaron las capacidades, en todo el país y bajo normas comunes, cuyo mantenimiento y fortalecimiento fue fundamental en las sucesivas oleadas”.
Por otro lado, también dedica tiempo a entrenar. Ayer mismo fue asistente en una jornada formativa en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) organizada por el CSIC, titulada “Resistencia a los Antimicrobianos: Convivencia con Gérmenes Resistentes”, donde pudo validar este método.
Su último puesto de derecho público fue hace unas semanas en Octava Conferencia CSL Seqirus sobre actualización de influenza celebrado en Toledo. Su voz y su ropa hecha jirones, que también son el sello distintivo de un científico de la plaga, no han cambiado. Llegó a hablar de campañas de divulgación y vacunación y durante su presentación admitió: “Me alegro de no ser alguien a quien es fácil poner en algún lado”.
Proporcionar una presentación detallada de las características de la comunicación científica y técnica. “La ventaja que me puedo atrever a hacer es que he estado muy expuesto tanto a las vacunas como al proceso de toma de decisiones”, admitió. Además, destaca las cualidades que deben tener estas comunicaciones, como la credibilidad y la confianza. “No es fácil mantenerse al día con todas las complejidades, sobre todo cuando somos profesionales con una profesión laboral exagerada y tenemos poco tiempo para estudiar”.