Tras los efectos secundarios registrados en la salud mental de los usuarios de los inyectables antidiabéticos, ahora ven la luz otros relacionados con las secuelas en el aparato gastrointestinal. Usuarios estadounidenses denuncian que tienen multitud de problemas estomacales tras el empleo de Ozempic y Wegovy.
La CNN recoge testimonios que aseguran que después de un año de abandonar el uso de estos fármacos, aún persisten las molestias. Además, la cadena estadounidense asegura que la FDA ha recogido informes sobre estas secuelas y trabaja en su análisis antes de tomar una decisión.
En concreto, se han registrados casos de gastroparesia. Se trata de una patología poco común y efecto secundario raro. Consiste en un conjunto de síntomas como náuseas y vómitos asociados con distensión abdominal y saciedad temprana más o menos dolor en la parte superior del abdomen, causados por un retraso en el vaciamiento gástrico sin una causa física o ausencia de obstrucción mecánica.
Saxenda y Ozempic: fármacos para perder peso, ciencia sin milagros
Saxenda y Ozempic: fármacos para perder peso, ciencia sin milagros
Hay que mencionar que los fármacos basados en la semaglutida, y otros de esa familia, que incluye medicamentos como la tirzepatida y la liraglutida, actúan imitando una hormona que el organismo produce de forma natural, la GLP-1. Una de sus funciones es ralentizar el paso de los alimentos por el estómago y esto a sentirse saciado durante más tiempo. Uno de los efectos buscados para tratar la obesidad y la pérdida de kilos.
¿Cómo se ha medido la ralentización de la comida en el estómago?
Cabe destacar que un estudio llevado a cabo por Michael Camilleri, gastroenterólogo de la Clínica Mayo, ha tratado de dar respuestas a esta incógnita. Reclutó a 40 voluntarios adultos con obesidad y a los aleatoriamente ofreció dosis crecientes de liraglutida o placebo. Camilleri lamenta, como recoge la CNN, que no se han realizado este tipo de estudios en profundidad y, por tanto, la idea de que este tipo de medicamentos retrasa el vaciado gástrico no sea tan popular.
En la investigación, pasadas cinco semanas se sometió a los participantes a una comida con un marcador radiactivo para ver el tiempo que estaban los alimentos en el estómago. La digestión de las personas que tomaron liraglutida se ralentizó de forma contundente en comparación con el grupo placebo. Así, la mitad de lo que comían tardaba unos 70 minutos en salir del estómago, frente a los cuatro minutos del placebo. Estas cifras son solo el retraso medio: en algunos que tomaron fármaco, el tiempo que tardó la mitad de la comida pasar al intestino ascendió a 151 minutos, es decir, más de 2 horas y media.
El trabajo de Camilleri también apunta que el grupo que tomó liraglutida perdió peso, y cuanto mayor era el retraso en la salida de la comida del estómago, más peso parecían eliminar. En el lado positivo, cabe mencionarse que los voluntarios se adaptaron con el paso del tiempo al fármaco.
Pasados casi cuatro meses, los miembros del grupo que tomaba liraglutida eliminaban casi la mitad de lo que comían en unos 30 minutos, frente a los siete minutos del placebo. Además, las náuseas y vómitos también parecieron aliviarse. «Es concebible que algunos pacientes puedan tener un vaciado gástrico lento limítrofe y empezar con uno de los agonistas del GLP-1 pueda precipitar una gastroparesia en toda regla», señala Camilleri a la CNN.
¿En qué consiste la parálisis estomacal que tienen algunos pacientes?
En la gastroparesia o parálisis estomacal, si no hay una obstrucción mecánica, puede darse una estasis gástrica, o enlentecimiento marcado del contenido del estómago, debido a anomalías en el proceso de la función motora gastrointestinal normal.
Todo ello puede tener como desencadenante una serie de sucesos complejos que requieren la coordinación de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático, las neuronas y las células marcapasos dentro del estómago y el intestino, junto con las células del músculo liso del intestino.
Aquí es donde se debe estudiar bien el impacto de la alteración de la hormona GPL-1, que no tiene el mismo efecto en todos los pacientes.
¿Cuáles son los efectos secundarios registrados por la EMA y la FDA?
Los efectos secundarios registrados en la ficha técnica contemplan alteraciones gastrointestinales, entre otros. En concreto, de Wegovy menciona que suelen ser frecuentes las náuseas, diarrea, vómitos, estreñimiento, dolor abdominal, dolor de cabeza, fatiga, dispepsia, mareos, distensión abdominal, eructos, hipoglucemia en pacientes con diabetes tipo 2, flatulencia, gastroenteritis, enfermedad por reflujo gastroesofágico y nasofaringitis.
En la ficha de Ozempic se menciona que «En los pacientes tratados con 0,5 mg y 1 mg de semaglutida, se produjeron náuseas en un 17% y en un 19,9%, respectivamente, diarrea en un 12,2% y en un 13,3% y vómitos en un 6,4% y en un 8,4%. La mayoría de los episodios fueron de leves a moderados en gravedad y de corta duración. Los episodios causaron la interrupción del tratamiento en un 3,9% y un 5% de los pacientes».
Revisión en por las agencias reguladoras en Europa y EEUU
Dado el uso ‘casi masivo’ de estos fármacos y ante la aparición de efectos secundarios extraños y poco frecuentes, las agencias reguladoras en Europa y EEUU, EMA y FDA, respectivamente, están recabando datos que verifiquen la correlación entre el uso de los medicamentos y los eventos adversos declarados.
En España, hace una semana el Consejo General de Colegios Farmacéuticos consideraba que, «de momento, no hay ningún motivo de alarma» por la evaluación que ha iniciada por la EMA de los datos sobre el posible «riesgo de pensamientos suicidas y pensamientos de autolesión» relacionados con medicamentos conocidos como agonistas -que incrementan la actividad de otro- del receptor GLP-1, que incluyen Ozempic (semaglutida), Saxenda (liraglutida) y Wegovy (semaglutida), usados para bajar de peso y para tratar la diabetes tipo 2.
Desde el consejo se especifica que entre las «principales actividades farmacológicas» de estos medicamentos destaca su capacidad para regular las concentraciones de glucosa en sangre tanto en ayunas como después de las comidas, disminuir la secreción de glucagón, retrasar el vaciamiento gástrico tras las comidas, así como reducir el apetito y la ansiedad por comer.