El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno crónico frecuente que se caracteriza por pensamientos involuntarios, incontrolables y recurrentes (obsesiones) que pueden llevar a las personas a tener comportamientos repetitivos (compulsiones). Estos rituales interfieren con la vida de quien los padece, pero la persona no puede controlarlos ni detenerlos y pueden causar un importante sufrimiento emocional.
Pero, ¿Cómo (por qué) surge este trastorno? «Como ocurre con casi todos los trastornos psiquiátricos, la génesis hay que buscarla en las alteraciones biológicas, psicológicas y ambientales. En el caso del TOC, existen numerosas evidencias biológicas sobre el papel que tienen algunos circuitos cerebrales en la mediación del trastorno – explica el psiquiatra y psicoterapeuta Giancarlo Cerveri -. Son circuitos que tienen funciones esenciales en la inhibición de respuestas y supresión de emociones negativas. La hipótesis de algunos investigadores es que el trastorno obsesivo compulsivo provoca que la actividad de control continuo que nuestro cerebro lleva a cabo sobre todo lo que hacemos se vuelva consciente y por tanto paralizante».
Estos son los comportamientos que pueden indicar que se padece TOC.
Lavarse las manos continuamente
Esta obsesión tiene su origen en la tendencia a repetir mentalmente patrones cognitivos relativos a comportamientos a seguir en relación con actuaciones específicas (un examen, una entrevista de trabajo, un encuentro con una persona que nos atrae). Esta es una manera de reducir la tensión asociada con el evento y, al mismo tiempo, mejorar la lectura del mundo circundante y la capacidad de proporcionar respuestas conductuales eficientes.
Por eso, para quienes padecen un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), incluso un simple contacto con la manija de un baño público es suficiente para desencadenar una serie de pensamientos incontrolados que, en este caso concreto, tienen su raíz en un miedo tan irracional a gérmenes que empujan al individuo a lavarse las manos hasta 50 veces al día por miedo a contaminarse.
«En las personas que padecen TOC todo se sale de control – confirma el experto – y la presencia de compulsiones, o comportamientos rituales que a menudo presentan una asonancia semántica con las obsesiones y son a menudo una fuente de discapacidad, son frecuentes y más fácilmente reconocibles para quienes viven con ello».
Limpiar la casa una y otra vez
Estar afectado por el trastorno obsesivo compulsivo significa poder sentir la necesidad de limpiar la casa de arriba a abajo no porque esté realmente sucia, sino porque si no lo haces alguien podría enfermarse y la culpa sería precisamente la falta de limpieza.
«Las obsesiones y compulsiones pueden tener diferentes formas e intensidades – subraya Cerveri – y, en el caso de las compulsiones ligadas a la limpieza y al orden, cualquier comportamiento ajeno que pueda crear desorden o suciedad genera ira y tensión en el sujeto enfermo que, a veces, conduce a un comportamiento verbalmente agresivo, lo que dificulta considerablemente el clima familiar».
Comprobar que puertas y ventanas estén cerradas
Entre las compulsiones más comunes del TOC, el hecho de tener que comprobar repetidamente algo (ya sean puertas y ventanas cerradas o el horno y la tostadora apagados, o el mando del gas) puede derivar del deseo de no sentirse responsable si sucede algo terrible. a lo que se suma el miedo a que alguien más pueda salir lastimado por un descuido.
«En las formas más graves, el impacto en la vida cotidiana puede ser muy fuerte – comenta el experto – además de altamente invalidante. Un ejemplo clásico es la necesidad de repetir gestos como comprobar el cierre de la puerta un número enorme de veces, lo que produce una importante pérdida de tiempo a lo largo del día y una gran tensión en el sujeto, que acaba encontrándose así agotado y sin tiempo».
Ser un perfeccionista extremo
Tener altos estándares y querer que las cosas se hagan de cierta manera no indica en sí mismo un TOC. «Cuando es síntoma de trastorno obsesivo compulsivo, el perfeccionismo deja de ser una ventaja desde el punto de vista laboral para convertirse en un perjuicio – admite Cerveri -. De hecho, al caracterizarse por comportamientos repetidos e irracionales destinados a repetir procedimientos y algoritmos, y a controles cada vez más estrictos de detalles irrelevantes, este comportamiento conduce a una fuerte caída de la productividad, sin olvidar que a menudo es solicitado de forma tan enojada por parte de los compañeros. y empleados haciendo que el ambiente de trabajo sea altamente problemático».
Necesidad de tranquilidad y aprobación constantes
La falta de confianza en uno mismo y el miedo a cometer errores que luego podrían tener graves consecuencias pueden desencadenar la necesidad compulsiva de pedir siempre la opinión de los demás antes de hacer algo o buscar la aprobación de los demás.
«La inseguridad obsesiva ante cualquier situación o elección lleva al sujeto a paralizarse desde el punto de vista de sus propias actividades – confirma Cerveri -. Todo se posterga a la espera de pedir obsesivamente a los demás consejo u orientación, sin poder encontrar nunca una ayuda real y decisiva. Por lo tanto, la incertidumbre sigue siendo la razón dominante, junto con una demanda continua e irracional de tranquilidad, que pronto se dirige incluso a personas poco cualificadas para proporcionar las respuestas buscadas. Y todo esto es evidencia de cómo el sujeto vive en un constante estado de duda y la compulsión de pedir seguridad representa sólo un ritual carente de verdadero significado».
Tener pensamientos violentos y no deseados
A diferencia de una persona sin ningún trastorno de este tipo, alguien con neurosis obsesivo compulsiva no se entrega simplemente a un pensamiento inusual que se le ha pasado por la cabeza, sino que debe analizarlo en detalle. Y este comportamiento desencadena una serie de preguntas inquietantes, que pueden seguir atormentándolo durante muchos días seguidos.
«La presencia de pensamientos inusuales y, a veces, desagradables es una experiencia muy extendida cuando éstos permanecen aislados – explica Cerveri -, pero algunos sujetos que padecen TOC presentan obsesiones profundamente angustiosas con respecto a estos fenómenos, como por ejemplo las madres que temen que pueden dañar a sus hijos o a mujeres que temen engañar a su novio. Y este pensamiento desencadena una duda que no desaparece, sino que continúa creciendo en términos de ansiedad y participación emocional, hasta el punto de llevar al sujeto a un estado de angustia gravísima».
Obsesionarse con un número
Ya sea abrir o cerrar la puerta de un coche o comprar algo en el supermercado, realizar una determinada actividad en función de un número que se considera «bueno» o «seguro», independientemente de cuál sea ese número, es la señal de una neurosis. Romper el patrón puede no sólo hacerte sentir incómodo, sino también inculcarte la idea de que algo podría salir mal.
«Generalmente, las personas que padecen el trastorno son capaces de mantener un equilibrio funcional suficiente – subraya siempre Cerveri -, pero en periodos de estrés esta tolerancia disminuye, mientras que las conductas rituales aumentan, hasta alcanzar una intensidad tal que produce un marcado malestar en la vida cotidiana».
Alinear los alimentos a la perfección
Aunque menos común que otras obsesiones, la necesidad de organizar la despensa de forma milimétrica, no sólo alineando tarros y encarándolos todos en la misma dirección, sino incluso disponiéndolos según alimentos y colores, parte de una necesidad irracional de orden. y simetría. Y basta con que este orden sea subvertido por cualquier motivo o que uno se dé cuenta de que las cosas «ya no están bien» para desencadenar ansiedad y preocupación.
«El orden es un elemento parecido a la limpieza – concluye Cerveri -, que sin embargo puede adquirir diferentes intensidades y tonos, hasta el punto de caracterizarse en un ritual complicado y altamente limitante para el sujeto y los propios familiares, con etapas de muy intensas ansiedad que, en algunos casos, pueden derivar en reacciones violentas, tanto verbales como físicas».
¿Cómo puede tratarse?
Existen varias intervenciones efectivas comprobadas para este trastorno. En cuanto a la intervención psicofarmacológica, existen datos que respaldan los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pero también datos sobre antidepresivos menos selectivos como la amitriptilina (un antiguo antidepresivo tricíclico y los inhibidores más recientes de la recaptación de serotonina y noradrenalina, como la venlafaxina). La impresión clínica más general, respaldada por varios documentos de consenso de expertos, ve el uso de ISRS durante al menos 10-12 semanas a dosis máximas (con un aumento gradual cada 2-4 semanas) como la estrategia terapéutica más adecuada.
El tratamiento psicoterapéutico ha sido y sigue siendo ampliamente utilizado en el TOC. El propio Freud recomendó una intervención psicoanalítica para este trastorno aunque hasta la fecha no hay datos suficientes para considerarla eficaz. Los datos relativos a intervenciones psicoterapéuticas cognitivo-conductuales individuales o grupales con un amplio rango de intensidad, que van desde intervenciones de autoayuda hasta intervenciones digitales con aplicaciones específicas hasta métodos de tratamiento intensivo en un entorno sanitario, están mucho más extendidos y son más sólidos. Finalmente, en algunos casos también se han observado beneficios a través de la intervención psicoterapéutica familiar.