Un dicho popular polaco asegura que si una persona estornuda una vez, significa que alguien la está alabando; si estornuda dos veces, la están criticando, y si lo hace tres veces es porque alguien se ha enamorado de ella.
Más allá de dichos populares, estornudar es un acto reflejo de lo más habitual por el que se expulsa aire a gran velocidad desde los pulmones a través de la nariz y la boca. Un acto sencillo que protege nuestras vías respiratorias, pero que puede tener consecuencias importantes para nuestra salud si lo reprimimos para no llamar la atención en público.
El estornudo como aliado de la salud
Los estornudos son en realidad un mecanismo de defensa que tiene nuestro cuerpo. Cuando se desencadenan es porque nuestras vías respiratorias necesitan eliminar de forma natural algún elemento irritante que se ha colado dentro de ellas y que puede comprometer nuestra salud: desde gérmenes hasta partículas de polvo, pasando por granos de polen en época primaveral. Es por ello que no es bueno tratar de evitar estornudar.
Infecciones de oído
Contener un estornudo cerrando la boca y las fosas nasales con los dedos en forma de pinza puede provocar una infección en el oído medio. Las vías respiratorias y los oídos están conectados por una estructura llamada Trompa de Eustaquio, y al cortar ese estornudo que pretendía expulsar gérmenes fuera de nuestro cuerpo puede ocurrir que éstos se desvíen de camino y acaben en nuestro oído. Ahí podrían reproducirse sin problema y acabar provocando una otitis.
Daños en el tímpano
Según el Instituto Tecnológico de Massachusetts, los estornudos hacen que el aire y las partículas salgan de nuestro cuerpo a unos 70 km/h y alcancen una distancia de unos ocho metros. Eso es mucha presión de aire, y si lo reprimimos y no le dejamos salir esa fuerza se proyecta hacia el interior de nuestro cuerpo.
Los tímpanos de nuestros oídos son una lámina muy fina y sensible que capta las vibraciones de los sonidos, someterlos a esa presión de aire puede provocar roturas, inflamaciones y pequeñas hemorragias que dañen nuestra audición de forma importante e incluso irreversible.
Hemorragias
Como hemos visto, los estornudos generan una presión de aire muy fuerte. No permitirle salir puede dañar con facilidad pequeños vasos sanguíneos que romperán y provocarán sangrados nasales o incluso en la conjuntiva de nuestros ojos. Éstos últimos se verán como una mancha roja en la parte blanca del globo ocular.
¿Un estornudo puede transmitir enfermedades?
Sí. Durante la pandemia se habló mucho de la tos como forma de transmisión de los virus que provocaban la enfermedad, pero con los estornudos ocurre lo mismo. Es más, podríamos decir que el contagio de enfermedades respiratorias es el mayor peligro de los estornudos, siempre que tengamos algún virus o una bacteria dañina colonizando nuestras vías respiratorias. Por ello no debemos estornudar sobre nuestras manos, colocándolas como protección delante de la cara, ya que se convertirán en una forma de transmisión de los gérmenes. Debemos hacerlo por tanto en el hueco del codo, como cuando tosemos, o directamente sobre un pañuelo de papel desechable.
¿Es peligroso estornudar muchas veces?
Las personas con alergias, especialmente durante la primavera, pueden llegar a estornudar decenas de veces en un solo día. Es normal que lleguen a agotarse o incluso a preguntarse si esto puede ser peligroso, pero no es algo que vaya a afectar a nuestra salud. Simplemente nuestro cuerpo está tratando de eliminar alguna partícula que se ha colado y ha entrado en contacto con la mucosa de nuestro sistema respiratorio.
Como dato curioso por si cree que estornuda muchas veces al día recordarle el caso de la pequeña Katelyn Thornley, quien saltó a los medios en 2015 por estornudar a diario 20 veces por minuto sin motivo aparente. Todo un infierno.
Después de estornudar me duele el pecho, ¿es normal?
Sentir un dolor intenso pero breve en la zona del pecho después de estornudar no es algo que nos tenga que preocupar. El diafragma se contrae para ayudarnos a expulsar el aire de nuestros pulmones con fuerza y así expulsar esa partícula dañina, y ese exceso de presión puede provocarnos un molesto dolor en el pecho o en las costillas que desaparece sin más pasados unos minutos