Pionero en el estudio de los efectos del SARS-CoV-2, Sonya Vilapol (Bretoa, Lugo, 1977) comenzó a investigar Covid testarudo allá por 2020, cuando se desconocía casi todo sobre el virus y su capacidad para seguir causando daños más allá de la infección.
Hoy, este equipo de neurocientíficos del Instituto de Investigación del Hospital Metodista de Houston (Texas, EE.UU.) ya tiene algunas respuestas sobre cómo y por qué los síntomas de infección, principalmente neurológicos, logran persistir en muchos pacientes años después de la infección.
El especialista presentó los últimos avances de la investigación en el 30 Congreso que la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG) celebra estos días en A Coruá.
«La persistencia del Covid es un problema de salud pública global», subraya Villapol, quien recuerda que las estimaciones arrojan que 75 millones de personas en todo el mundo podrían verse afectadas, dos millones de ellas en España. «Estos pacientes tienen síntomas reales que tienen una causa fisiológica».
«Es urgente encontrar soluciones para ellos», señala.
Uno de sus objetivos es encontrar indicadores en el organismo que permitan identificar la causa del trastorno y aliviar sus síntomas. Y entre los posibles «culpables» bajo consideración, su grupo se centró en el problema de encontrar biomarcadores de diagnóstico en la microbiota, las bacterias que viven en nuestro cuerpo. Lograron resultados. De hecho, ya están mapeando perfiles de microbiota intestinal que pueden estar asociados con síntomas neurológicos en pacientes con Covid persistente. «Este perfil dará algunas características de severidad. y mostrará cuánto durarán estos síntomas, si la intensidad empeorará o no, etc.”, explica Villapol.
Se han sugerido otras posibles causas para explicar los síntomas persistentes, como la implicación de la autoinmunidad, los efectos del daño tisular o el papel de la reservorios virales, pero la conexión entre el cerebro y el intestino a través de la microbiota es un área de estudio que fascina a este biólogo molecular. «Sabemos que cuando la inmunidad se debilita, cuando el sistema inmunológico está débil, como después de Covid, se producen cambios en el tracto gastrointestinal. De hecho, uno de los primeros síntomas del Covid en la fase aguda son los problemas gastrointestinales. Esto provoca disbiosis, un cambio en la microbiota, ¿qué es qué? controla el 70% de tu inmunidad. Y la inmunidad afecta tu cerebro y puede causar problemas neurológicos. Sabemos que existen determinadas bacterias que son las encargadas de todo este control. Y tratamos de descubrir qué son y qué producen. Porque no sólo se refiere a qué son y cuál es su composición, sino también qué metabolitos o qué neurotransmisores producen para cambiar la función cognitiva”, explica el especialista.
«Este tipo de red que estamos tratando de descifrar puede personalizarse para cada persona y podría ser muy importante para el tratamiento». A largo plazo, si una persona con Covid persistente le provoca pérdida de memoria, “se le puede dar probióticos con aquellas bacterias que carecen de regulación, para buscar ajuste», afirma.
La inflamación es fundamental para esta relación. La microbiota, explica Villapol, regula los procesos inflamatorios que, entre otras áreas, afectan al cerebro.
“En otros problemas, como accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos o enfermedades neurodegenerativas, también se produce esta neuroinflamación. Por tanto, otros tipos de trastornos cerebrales y neurodegenerativos también se beneficiarán de toda la investigación persistente sobre el Covid. Si se puede desarrollar una «cura». Diferentes patologías pueden beneficiarse al detener la neuroinflamación en el cerebro”.
Antes de la epidemia, una de las áreas de investigación de los científicos se centraba en el estudio de la relación entre la microbiota y el Alzheimer; inflamación de los nervios. “La administración Biden proporcionó inicialmente 1.500 millones de dólares en financiación para incentivos sostenidos de laboratorio y de Covid. Pero los resultados de este trabajo también servirán para comprender mejor otros trastornos en los que está implicada la neuroinflamación, como los neurodegenerativos».
«Está más que demostrado que en personas mayores. El Covid acelera la patología del Alzheimer. «Si una persona tiene pérdida de memoria y le diagnostican la enfermedad de Alzheimer, se produce un empeoramiento de la enfermedad después del Covid», continúa Villapol.
«Por lo tanto, si se descubren tratamientos, también serán útiles en las enfermedades neurodegenerativas», señala. En el horizonte, que apunta a diversas causas Covid persistente, hay 34 ensayos con tratamientos de Fase III y IV. «Hay proyectos en fases avanzadas, lo encuentro muy alentador», concluye el científico.