¿A quién no le ha dolido la espalda alguna vez? Existen algunas enfermedades que, aparte de ser poco frecuentes en la consulta del médico de familia, cursan con síntomas comunes y leves que complican aún más el diagnóstico, por ejemplo, de una espondilitis anquilosante. Pueden transcurrir entre cinco y nueve años hasta que el especialista pone nombre a su afección y lo mismo ocurre en muchas de las consideradas enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID).
Un estudio reciente señalaba que los pacientes con hidradenitis supurativa tardan una media de 10,5 años en conocer su condición. Por eso, los expertos en este tipo de patologías reclaman mayor atención, no sólo a los tratamientos, sino a la detección precoz. Así lo indicaron en la mesa de debate sobre enfermedades inmunomediadas organizada recientemente por EL MUNDO, con el patrocinio de AbbVie y AstraZeneca.
Psoriasis, artritis reumatoide, colitis ulcerosa, sarcoidosis, enfermedad de Crohn, lupus… Las IMID constituyen un conjunto muy heterogéneo de enfermedades crónicas y discapacitantes que afectan a «alrededor del 12% de la población española», apuntó Carlos González Fernández, reumatólogo del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Cada una tiene su propio camino, en cuanto a sus propias peculiaridades, síntomas, pronóstico y tratamientos. Sin embargo, todas comparten el desequilibrio de citoquinas inflamatorias, todas tienen un componente genético y en todas, el factor ambiental juega un papel primordial.
Como consecuencia de todo ello, no resulta extraño que varias de estas enfermedades concurran en el mismo paciente. Concretamente, se ha visto que a casi el 10% se le diagnostican dos o más enfermedades inmunomediadas. En el caso de la espondilitis anquilosante, se estima que entre el 5% y el 10% de los afectados terminará desarrollando una enfermedad inflamatoria intestinal, ya sea colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
«Hasta el 25% de las personas con psoriasis desarrolla artritis psoriásica», recalcó González Fernández. De ahí que el trabajo multidisciplinar sea una pieza clave en el manejo de estas enfermedades. Lamentablemente, no todos los hospitales cuentan con una unidad de atención integral. «Lo que hacemos es pedirnos ayuda entre los compañeros de distintas especialidades, en beneficio del paciente», expuso Paco Mesonero, gastroenterólogo en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
En la misma línea, la reumatóloga Ana Pérez, del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), afirmó: «El conocimiento en todas las áreas es tan extenso que uno no puede abarcarlo todo […] La colaboración multidisciplinar es básica».
Atención multidisciplinar
En algunos centros, como en el Hospital Universitario Infanta Leonor, «tenemos un modelo de consulta de reumatología y dermatología» que funciona muy bien en pacientes con psoriasis y artritis reumatoide, argumentó el dermatólogo Pablo de la Cueva. No obstante, se están intentando diseñar circuitos más amplios. Por ejemplo, para la hidradenitis supurativa, ya que «la puerta de entrada de los pacientes afectados suelen ser las urgencias, por cuadros graves y agudos de su enfermedad». También «convendría con cirugía plástica y general y con el digestivo», porque a veces hay una enfermedad inflamatoria intestinal asociada.
Aparte, se sabe que los pacientes con psoriasis e hidradenitis supurativa tienen más riesgo cardiovascular, de síndrome metabólico, hipertensión, diabetes, obesidad…
En este sentido, el ejemplo de referencia se encuentra en el Hospital Universitario Gregorio Marañón. «Tenemos tantos pacientes crónicos que comparten comorbilidades parecidas: obesidad, hipertensión, afectación del hígado… Y además, el estigma y el trauma psicológico de tener una enfermedad crónica», lamentó González Fernández. Y añadió:«Tenemos que ofrecerles un servicio que les ayude de forma integral». Se trata del Centro de Enfermedades Inflamatorias Mediadas por la Inmunidad (CEIMI). «Tenemos dermatología, reumatología, digestivo, oftalmología, psiquiatría, psicología, nutrición preventiva… Llevamos cuatro años y los resultados, tanto en la calidad percibida por el enfermo como en índices de remisión de cada una de las enfermedades, son realmente buenos». Los especialistas coincidieron en que ese es el modelo a seguir, aunque es «muy complejo de hacer y depende de las gerencias de los hospitales», reconoció el reumatólogo.
Estas unidades integrales aportarían parte de la solución a los diagnósticos tempranos, pero no al 100%. Para eso, en palabras de González Fernández, «hace falta formación para los médicos de atención primaria» y, por supuesto, «más profesionales en las consultas de familia». Como ilustró De la Cueva, así como la psoriasis es «relativamente sencilla» de diagnosticar, las enfermedades que afectan a localizaciones especiales no lo son tanto». Por ejemplo, «la psoriasis genital, que a veces se confunde con hongos o dermatitis». En ocasiones también ocurre que «se etiquetan como síndrome del intestino irritable casos de la enfermedad de Crohn», tal como señaló Mesonero.
Aparte de la formación, otro elemento clave que complica el diagnóstico temprano es la intensidad de los síntomas. Cuando son dolorosos o alarmantes, afirmó el gastroenterólogo, «afortunadamente, el paciente se gana un diagnóstico antes», pero cuando los síntomas son leves, el proceso se ralentiza. Sucede con «la enfermedad de Crohn, cuando la sintomatología no es muy relevante, el retraso en el diagnóstico se alarga entre tres y cinco años».
Tratamientos biológicos
El diagnóstico precoz y los tratamientos son las piezas angulares para cambiar el curso de cualquier enfermedad. En este campo, se ha avanzado notablemente. Tal como recordó González Fernández, a finales de los años 90 las consultas de reumatología estaban llenas de sillas de ruedas y bastones. «Ahora, tenemos pacientes con artritis crónica que hacen su vida normal, trabajan y se jubilan sin ningún problema», gracias a los «fármacos biológicos, que han cambiado el panorama por completo» . En psoriasis también hay tratamientos cada vez más eficaces. El arsenal terapéutico ha ayudado mucho en la enfermedad de Crohn. En otras, sin embargo, aún queda mucho por hacer, tales como la hidradenitis supurativa o la esclerodermia.
Lo que está claro es que hay que seguir investigando. De hecho, existen varias líneas abiertas muy prometedoras que, poco a poco, deberían ir despejando el camino.